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Capítulo III (motivos de los prejuicios contra los cagots, parte3)

 

Finalmente no hay cosa, hasta la tradición del origen judío de los caqueux de Bretaña y de ciertos cagots, que no derive de la creencia en que se estaba de que estes desdichados tenían la lepra. En unos versos compuestos por un leproso del siglo XIII, esta enfermedad es llamada " La obra de Israel": lo que da a pensar que se acusaba a los judíos de haberla introducido , o cuando menos propagado por Occidente ("...Sea en jardín o pradera |Tanto se conoce la obra de Israel |Que tengo impresa bajo mi capa..." "Fabliaux et contes"  tomo I pág 121).

Es a la opinión que veía en los cagots una clase de leprosos, y solamente a esta opinión, que hay que atribuir los reglamentos que les concernían. Así los cagots, como hemos visto, estaban afectados en su vida civil y hasta en su posteridad; pero sabemos que la suerte de los leprosos no era más digna de envidia: Por no citar más que un ejemplo, la costumbre de Calais excluía del derecho de burguesía a los miembros de una familia que hubiese tenido miembros atacados por la lepra ( "Usos particulares de la ciudad y suburbios de Calais", art. VI.( "Nuevo costumbrario general", tomo I , París,  1724, pág 18, col. 1; "Diccionario de Medicina", tomo XI, pág 273. Allí el Sr. Dezeimeris cita sin razón las "Ordenanzas del Louvre", t. XII)).

Más duras aún, las viejas leyes del País de Gales, compiladas por Howel Dha, o "el bueno", y confirmadas por el Papa en el 940, excluían a los leprosos de su patrimonio, porque, decían ellas, no eran ya de este mundo ("Ancient Laws and Institutes of Wales...Printed by command of hiss late Majesty William IV under the direction of the commissioners on the public records of the kingdom", 1841 in folio, libro X, cap. VII, S** 19 fol. 556; libro XI cap. IV S** 17, fol. 602); excluían a sus hijos por una razón semejante, "porque Dios separó su padre del mundo". El mismo código declara la lepra causa legal de divorcio y prohibía a aquellos que estaban afectados ocupar cargos públicos, ser jueces o litigar en cualquier corte que fuese. Un leproso no había de pagar ni podía recibir "galanas", compensación que debían los padres de un asesino a los del muerto; y aunque tenía derecho al valor de sus miembros, si había sido atacado o herido, no podía reclamar "saraad", compensación que se daba por daños y perjuicios a las personas sanas (Ibídem, folios: 39, 200, 234, 255, 365, 403, 516, 656, 671, 764, 796, 797, 827.)

Los estatutos de Escocia no se mostraban más animados con otro espíritu hacia los leprosos  que las leyes de Howel el Bueno. Entre otras disposiciones relativas a estes desdichados, un acta de Roberto III contiene lo siguiente: " Fole swine or corropted salmon sould be not sauld. It is statute, that gif any man brings to the market corrupt swine, or salmond to be sauld, they salbe taken be the Baillies; and incontinent without any question, salbe send to the Lipper folk....4. And gif there be na Lipper folk; they salbe destroyed alluterlie" ( "La carne de cerdo o salmón estropeadas no deben venderse. Se estatuye que si cualquiera lleva al mercado carne de cerdo o salmón corrompidas para vender, éstas le serán tomadas por los bailes y enviadas a los leprosos....4. Si no hay leprosos; serán destruídas completamente")("Regiam Majestatem. The auld lawes and  Constitutions of Scotland", Edimburgo 1609, in folio ; cap. 40, art I y IV, folio 59 h. ). Recordamos haber visto más arriba una disposición semejante en las costumbres de Condom (Ver en lugares habitados por los cagots (9)), con respecto a los gahets de esta población.

Los de Burdeos no podían salir sin estar calzados, obligación a la cual los estados de Bearn quisieron, como vimos, someter a los cagots de esta provincia; los leprosos también estaban sujetos a ello, con la diferencia de que debían llevar zapatos cubiertos o botas (  Estatutos del hospital San Julián (Mathei Parisiensis additamenta...) Londres 1639 in folio pág 248 lin. 40 y 259, lin 10).

Los cagots no podían llevar armas; pero los leprosos estaban sujetos a la misma prohibición: el reglamento de la leprosería de Amiens, que fue redactado en 1305, es explícito a este respecto; prohibe a los leprosos portar o poseer cualquier tipo de arma ("Prohibimos que los hermanos leprosos lleven, ni tengan consigo, ni alrededor de su lecho, ni en sus pertenencias, ni en lugar alguno, cuchillo con punta, hacha, maza,  hoz, ni espada, ni pincho de hierro, acero, hueso, caña ni de otra cosa", Archivos de la alcaldía de Amiens, registro de cartas marcado E , folio 101; Biblioteca Real , coleccion del Dom Grenier. Véase también " De las leproserías de Ginebra  en el siglo XV..."por el doctor J. J. Chaponnière (Memorias y documentos publicados por la sociedad de historia y arqueología de Ginebra , tomo 1 . Ginebra  1841, in 8, pág 122)).

Sabemos que hacía falta el testimonio de cinco cagots para tener el mismo valor que el de otra persona; pero no hay que olvidar que los leprosos no podían , como enseñan las costumbres del Beauvesado, servir de testigos ("Los leprosos [N.T: "mesiax " en el original] no deben ser oídos en testimonio, porque la costumbre acuerda que sean descartados del trato de otras gentes" "Les Coutumes de Beauvois" cap. 39, pág 210; Edición de París 1842, tomo II, cap 39, pág 103).


  Los cagots tenían un lugar aparte en la iglesia y en el cementerio; tratados igualmente, aunque más rigurosamente, los leprosos debían tener, según prescripción del tercer concilio general de Letrán, tenido bajo Alejandro III en 1179  y tenían en efecto una iglesia y un cementerio particulares ("Leprosi sibimet ipsis privatam habeant ecclesiam et coemeterium ...". Sacrosancta Concilia...Estudio de Ph. Labbei, y Gabr. Cossarti, tomo X col. 1520; Rogeri de Hoveden, Anales parte última. "Rerum Anglicarum Scriptores post Bedam proecipui", Frankfurt 1601, in folio, pág. 586. Estas prescripciones fueron generalmente seguidas, excepto en las localidades donde había un solo leproso o un pequeño número de estes desdichados . Así en Plounévez-Moédec , municipio del distrito de Lannion, en la vía principal de París a Brest, hay un pequeño edificio adosado a la iglesia y colocado entre los contrafuertes que se llamaba "la créche du lépreux ", nombre que conserva a día de hoy, en bretón " cambr ar lor" o " cambr ar cacodd ". Esta cámara o estancia comunicaba con el interior de la iglesia por un agujero en forma de embudo, con la parte más ancha en el lado del leproso. Desde allí escuchaba la misa como por una tubería, sin ser visto de nadie). 

Conforme al artículo 23 del primer epígrafe del Fuero de Bearn, los cagots no estaban sujetos a impuestos por una parte de sus bienes; pero los leprosos gozaban de una exención incluso más extensa: El concilio provincial de Auch , tenido en Marciac en 1326, había prohibido, bajo pena de excomunión, imponer contribuciones a los clérigos, religiosos y los leprosos confinados ( "Concilium Marciacense" A. C. 1326, cap. 53 ("Sacrosancta Concilia", tomo 11 , col. 1767)). 

Si hay que creer a François de Belle Forest, era raro que los hijos de un cagot heredasen sus bienes, todo lo más tenían para repartirse los muebles del difunto. No hemos encontrado esta disposición consignada en ningún Fuero o costumbre; pero sabemos que existía con respecto a los leprosos, no sólo en el País de Gales, como vimos más arriba, sino también en el Norte de Francia, por lo menos en el Beauvesado ( "Cuando alguno deviniere en leproso, como conviene que deje la compañía de las gentes sanas, no tiene derecho en ninguna propiedad de herencia, ni que fuese suya, ni que pudiera venir de su linaje...porque tan pronto como es tomado de la enfermedad, está muerto para la sociedad" "Las costumbres del Beauvesado", capítulo 56, pág 290 en la edición de Th. de la Thaumassiere; tomo II, págs. 325, 326 en la edición del Sr. conde Bengnot).

Finalmente , en muchas provincias, como en Bearn y Bretaña, los cagots estaban bajo la protección y dependencia del clero, mientras que en otras comarcas, en la Baja Navarra por ejemplo,  eran vasallos de la nobleza (Véase lo dicho en Lugares habitados por los capots (1)) . Otro tanto se podría decir de los leprosos, de los que los hospitales, llamados leproserías, que formaban parte generalmente de los establecimientos sometidos a la autoridad episcopal, eran en ciertas localidades, administrados por los señores o los ayuntamientos ("...el cuidado de las leproserías pertenece al obispo en cuyo obispado estén radicadas, por razón de que a la Santa Iglesia, pertenece la guardia de las cosas donadas y amortizadas hereditariamente . Sin embargo sabemos de algunas leproserías que están especialmente al cuidado de los señores..." "Les coutumes de Beauvoisis", cap. 56, edición in folio pág. 290; edición in- 8 , tomo II , pág 327).

Hay que concluir de todo lo que acabamos de reportar, que las disposiciones legislativas y reglamentarias tomadas con respecto a los cagots , disposiciones que nos parecen tan extrañas, tenían la sospecha de lepra en que estaban su objeto  y no , como se creyó hasta ahora, al desprecio que inspiraran como extranjeros, y a la proscripción que se quería hacer pesar sobre sus cabezas.

Si se está en la curiosidad de saber por cuál razón la Edad Media había asignado a los leprosos cementerios separados, léanse los últimos versículos del 27º capítulo de los Paralipomènes, donde se dice que Josías, vuelto leproso por querer insmiscuirse en las funciones de los sacrificadores, se reunió con sus antepasados y fue sepultado con ellos en el campo de los sepulcros de los reyes, pero no entre los mismos sepulcros (En una traducción de una de las partes de este libro, probablemente hecha en el siglo XII,  el versículo 23 que venimos de citar, se escribió así: " El rey Azarias murió y no fue sepultado en la sepultura real, pues leproso fue..." "Les quatre Livres des Rois", París, 1841; pág 392); se verá que en ésta disposición , como en la mayor parte de los otros reglamentos relativos a los leprosos, la Edad Media tenía por guía el Antiguo Testamento.

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