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Origen y etimología de los cagots, versión del autor

 Desde los cuatro documentos carolingios que venimos de citar, al acuerdo entre Gastón Phébus y los cagots, hay una inmensa laguna que los documentos conocidos a día de hoy no podrían llenar, ni en parte. Estamos obligados entonces a usar la inducción y la conjetura, esperando tener recursos en la filología, para rendir cuenta de la lamentable historia de los cagots.

 Si se admite que el precepto de Carlos el Calvo fue emitido para remontar las dificultades que aquellos de Carlomagno y Luis el Bueno encontraron en su ejecución, podemos creer que el último en fecha no tuvo más éxito. En efecto, unos y otros pecaban de base, y Carlos tenía otra cosa que hacer que ocuparse de los españoles a quienes su abuelo y su padre habían otorgado una posición tan bella en apariencia. Por otro lado, estes extranjeros debieron resentir tanto más vivamente la opresión que se buscaba hacer pesar sobre ellos, en cuanto que no tenían el recurso de escapar. Retornar a España habría sido exponerse a una muerte poco menos que certera; penetrar más en el reino de los Francos, les hubiera valido de males peores que aquellos de los que estaban hartos: En ese estado de cosas, qué nos dirá lo que pasó? Podría ser, aprovechando la anarquía en la que cayó el Imperio de Occidente bajo los hijos de Luis el Bueno, que usaran las armas que los condes les habían puesto en las manos, para hacerse justicia; podría ser que fuesen juzgados indignos de llevarlas debido a las acusaciones de las que eran blanco; podría ser necesario ver en ellos la ocasión, o al menos las víctimas, de los disturbios  que agitaron Aquitania antes del mes de Junio del 854 [N.T: Hay, en la Crónica General del Languedoc, t. II, capítulo 57, libro X, pág. 265; el relato de un pleito del año 852, entre un tal Odilon, descendiente de los godos refugiados bajo Carlomagno y la abadía de Caunes, en la diócesis de Narbona, donde al dicho Odilon se le condena a la restitución de los bienes usurpados a la abadía. Esto podría abonar las tesis del autor respecto a las dificultades creadas por la llegada de los inmigrantes españoles a Francia ], disturbios cuyo recuerdo no nos ha sido conservado sino por algunas palabras de un artículo del pleito de Attigni (" En relación a los extranjeros que inquietaron a los ministros de estado; forzados por los malos tratos de Normandos y Bretones, a refugiarse en el reino y mendigar y también  obligados a irse de Aquitania, por las vejaciones que les hacían sufrir; estos extranjeros habían sido despojados o empleados en las corveas: este capitular obliga a los autores de tales vejaciones, a indemnizaciones y compensaciones ; y en caso de reincidencia por parte de los autores de tales vejaciones, además de las compensaciones a que fueren condenados , serán penados con el exilio" Capit. reg. Franc., tII, col 69); si no fueron ellos los cómplices y fautores de la conspiración del Godo Aïzon, que estalla durante el año 826 [N.T: Aïzon era un noble godo de Cataluña o del Sur de Francia que conspiró con los musulmanes en contra del reino cristiano de ese entonces en la Marca Hispánica], en dos lugares destinados como residencia a los refugiados españoles (Einhardi Ann. Franc., t. I, pág: 334; Hist. de la Galia Meridional, t. IV, p. 68 y siguientes). Lo que hay de cierto es que al final del siglo IX , como espero demostrar, había cagots establecidos en el Bajo Poitou y que en el 1365 encontramos un gran número diseminados y aislados en diferentes partes de Béarn: lo que lleva a pensar que fueron dispersados por una fuerza superior, que , luego de haberles quitado sus privilegios así como los documentos que les hacían fe, les dejó sin embargo la libertad; pero que libertad!

   Se podría juzgar si la servidumbre más dura no era miles de veces preferible. Algunos de entre los cagots debieron pensarlo y demandar el descender al rango de siervos y probablemente a resultas de un requerimiento similar que el señor de Préchac pudo, más tarde, hacer obsequio de la casa del "Crestiaa" Auriol Donat a la abadía de Luc (Referirse a Leyes y reglamentos sobre los cagots, parte 1, parágrafo 1).

    Aprovecho la ocasión sobre este nombre para responder a una objeción que sin duda no dejará de hacerse a mi pensamiento. Este nombre de Auriol, así como los que se leen en el tratado entre los cagots y el conde de Foix, no difieren en nada de los nombres en uso en el Bearn, además de no percibirse ninguna traza de gótico, árabe o de español latinizado o no: lo que necesariamente tendría lugar, añadirían mis contrarios, si los cagots descendieran de los españoles que emigraron bajo y luego de Carlomagno. A ella responderé que debió pasar con ellos como con los judíos, de los cuales la suerte fue poco diferente durante toda la Edad Media. Para escapar a la atención pública y a la persecución que creaba, cambiaron de nombre, en época difícil de precisar, tomando en su lugar el del lugar de su nacimiento: es así que se pueden explicar los nombres de Rotschild, de Fould, de Crémieux, de Anspach, de Ratisbonne, conocidos por diferentes noticias. Sabemos de ordinario que los herejes del siglo XII , no contentos con recurrir a la huida para sustraerse de la proscripción pronunciada contra ello, tomaron igualmente la precaución de cambiar de nombre ("De Piphilis. Quoniam impurissima Manichaeorum secta tergiversatione lubrica sub specia religionis apud imperitissimos se occultaus, simplicium animas perditum ire molitur et per abjectissimos textores, qui saepe de loco fulgiunt ada locum, nominaque commutarunt, captivas ducunt muierculas oneratas peccatis", etc.  Concil. Rem. an. 1157. t. 7. Ampl. Collect. , col. 74 ; ver también Gloss. ad Script. med. et inf. Latin. t. V, col. 470 en el término "Pifli".). Otra objeción que preveo, resulta de la diferencia que existía entre la profesión de los refugiados españoles y la de los cagots. En efecto, los primeros, como acabamos de ver, eran agricultores , y los otros eran leñadores y carpinteros. No nos parece muy difícil explicar esta diferencia: privados de los bienes que tenían por la munificencia de los emperadores francos, rechazados  como acusados de herejía por los propietarios , al servicio de los cuales habrían podido soñar entrar, los descendientes de los emigrados debieron resolverse a descender aún más bajo, es decir haber recurrido a las profesiones industriales (Aún en 1609, un abogado pleiteando ante el parlamento de Bretaña por los carpinteros de obra de Nantes, luego de decir que la causa era a consecuencia de ello, podía añadir : " Porque aunque las artes mecánicas sean las mas bajas y humillantes condiciones del Estado, son partes indispensablemente necesarias para su conservación." etc. Véase "Decretos del Parlamento de Bretaña, tomados de las Memorias y pleiteantes..." Por Pierre Hevin, Rennes , 1684, tomo 1, pág. 78.) cuyo ejercicio pudo sostener su existencia y las de sus hijos; pero igualmente rechazados por los obreros con los que pretendían compartir el trabajo, no encontraron abierto ante ellos sino el oficio de carpinteros, que en otros tiempos estaba más extendido que a día de hoy y que sin duda era infame, porque aquellos que lo ejercían eran tenidos como prestos a la fabricación , reparación y puesta en sitio de las horcas y otros instrumentos de suplicio (" Luego de haber oído los oficiales del rey y  burguesía del dicho Troyes, que nos han atestiguado no haber jamás visto horcas patibularias ni potenzas [N.T: Potenza era una clase de horca sencilla, consistente en un palo vertical y uno horizontal en su extremo superior, con un apoyo inclinado hacia el palo vertical ]  en la plaza mencionada en el presente requerimiento y que hay otros lugares designados para las ejecuciones de la justicia, mandamos y prescribimos al Sr. carpintero del rey transportar dicha potenza y alzarla en l'Estappe au vin [N.T:  La plaza de "Ètape au vin" de la Troyes de hoy en día] del antedicho Troyes. Hecho en Troyes el 11 de Septiembre de...." etc. "Archivos históricos del departamento de l'Aube y de la vieja diócesis de Troyes", A. Vallet de Viriville, Troyes, 1841, pág. 241). Lo que nos confirma en esta opinión es la tradición popular relativa a su origen judío, y la analogía que presenta la profesión de los caqueux de Bretaña. Aquellos , es verdad, no podían ejercer otro oficio que el de cordelero, y el único comercio que les fue permitido era el del hilo y cáñamo necesarios para su oficio ( No pensamos que haya que ver en las compras de hilo que hacían los sastres bretones, o en el uso que podían tener de amortajar los muertos, la causa del desfavor que pesaba sobre su profesión, si hemos de creer un viejo proverbio reportado por el Sr. Théodore de la Villemarqué (Barzas Breiz, cantos populares de Bretaña, t. II, p. 99); pero no podemos abstenernos de remarcar que la condición de sastre era igualmente tenida por vil en Burdeos, como lo prueba lo siguiente: "Dicho día , los capitanes de la villa , en número de 17, entraron en la cámara del consejo, hablando, por medio del maestro Lamarque, abogado en la corte, uno de dichos capitanes; representaron que están informados de que un sastre llamado Thoulouse ha prestado hace tiempo el juramento de capitan-enseña en el jurado de Sainct Pierre, que suplican a los Sres. jurados no permitan que un tal personaje de vil condición y connotado en su persona, haga tal función: tampoco encontrará persona que le quiera seguir, hasta la víspera de San Juan no supo encontrar más que un solo soldado, siendo el su servidor. Y en caso de que dichos jurados convinieren en dicha nominación y confirmarlo en este cargo, aquellos capitanes declararon que remiten sus cargos en manos de los dichos jurados , para que a su gusto pongan en su lugar a tales personas como les parezca, por que no pueden permitir que tal personaje more en su compañia.
 Se ha deliberado tomando en cuenta la queja de dichos capitanes, que será dada la plaza de insignia a otra persona que no a Tholouse, que será advertido de dicha deliberación
".
("Registros del Jurado de Burdeos, conservados en la alcaldía ,

volumen de 1623 a 1624. Deliberación del Miércoles 26 de Junio de 1624) .
 
Si se objeta que el grado de capitán insignia de la milicia urbana de Burdeos exigía un hombre de profesión más relevante que aquella de sastre, y que un práctico prebostal, un hombre que vive del trabajo de sus manos, que se halló en ese caso en Toulouse , fue excluido como aquél, responderemos con otro extracto de los mismos registros:
" El Lunes siete de Febrero del dicho año, los habitantes del lugar
de Caudeyran y Bosquat entraron en la cámara del consejo y dijeron que , según el permiso dado a ellos, habían elegido un capitan , que es el maestro Louys de Caudeyran, práctico; como también prestó el juramento de teniente Gelliot Blandin Maitisan, labrador, habitantes del dicho pueblo de Caudeyran", Volumen de 1620-1622, folio 223 .
   Es posible, entonces, que lo que se exigía para Burdeos no lo
fuese para los suburbios, donde además debía haber menos alternativas que en la ciudad; y así no bastara que Tholouse ejerciera un oficio manual para ser reputado de " vil condición "?  Quién nos dirá entonces si son los ingleses los que han traído a Guienne los prejuicios que tenían contra los sastres o si son los gascones los que se los han comunicado?); pero era infame como supongo que lo era el de carpintero en el Sud-Oeste de Francia, y eso aparentemente por la misma razón, porque, si los carpinteros armaban las horcas [N.T: En el original "gibets". Anteriormente, el autor usó los términos "potences"  y "forches patibulaires". Gibet era el término genérico de una horca, bien fuese una potenza o una horca patibularia; pero se aplicaba con preferencia a las horcas patibularias , es decir, construcciones elaboradas con 2 o más palos verticales (en ocasiones 10 o más columnas de piedra con pilares formando un edificio completo), donde apoyaban una o varias vigas de las que colgaban los cordajes de las horcas. En las horcas patibularias era normal exhibir a los ajusticiados durante bastante tiempo, además de ser de carácter más permanente. Por ello llegaron a ser sitios de visita corriente ya que, además, se construían cerca de los caminos más transitados de las afueras de una población], y otros instrumentos de suplicio , los cordeleros proporcionaban las cuerdas destinadas a poner término a la vida de los criminales condenados a ser colgados. Por otro lado, no hay que olvidar que el oficio de carpintero presenta peligros cotidianos y que la maceración del cáñamo que hacen los cordeleros bretones es una operación asquerosa que les provoca varios géneros de enfermedades [N.T: Hay varias enfermedades como la bisinosis, que pueden ser provocadas al respirar el polvo en suspensión resultante del proceso del cáñamo, pero el autor quizás se refiera también a las propiedades psicoactivas de las hojas del cáñamo. En el Diccionario de las Ciencias Médicas etc. en uso por la época, se habla específicamente de las condiciones de trabajo en la maceración del cáñamo en estos términos "...se hace normalmente en estanques o lagunas de aguas estancadas, infecta el aire y mata a los peces. Parece que no solamente el agua por sí misma contrae cualidades dañosas, sino que las exhalaciones que se desprenden de ella ocasionan enfermedades graves en los lugares inmediatos: por lo que, casi por todas partes han dado sabias órdenes para que esta operación se ejecute fuera del circuito de las poblaciones...". Posteriormente hace referencia a algunas alteraciones de comportamiento producidas en personas afectadas por las exhalaciones del proceso. Diccionario de Ciencias Médicas (por una sociedad de los más célebres profesores de Europa, traducido...), Tomo V, acepción CÁÑAMO, p. 403, Madrid, 1821].


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