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Capítulo X, poemas y canciones en bearnés sobre los cagots

    

    Un sabio, del que la Universidad y el Instituto deploran su pérdida aún reciente, Fauriel, lo había sentido ya: por tanto había consagrado una parte del tiempo que sabía emplear tan bien, a recoger los cantos populares del Auvergne con la intención de sacarlos a la luz ( Barzaz-Breiz, preámbulo, tomo I, p. II, nota 1.), y apoyó con todas sus fuerzas la publicación del Sr. de la Villemarqué. Este joven bretón, forzado a imprimir su recopilatorio a sus expensas, pudo constatar cuán indiferente era el público francés a las exhumaciones, que, además de otras cosas, le pondrían probablemente en el  caso de tener alguna cosa que envidiar a otros pueblos ( Es justo, sin embargo, hacer observar que este recopilatorio, verdaderamente remarcable, ha tenido ya varias ediciones).

      No hay que pensar, sin embargo, que la publicación de los poemas y cantos populares de las provincias cuya unión forma la Francia de hoy en día, sea cosa fácil; nada más difícil, al contrario, sobre todo si se le exige al  editor que determine la época y lugar de nacimiento de esas obras. Para que se los mire con atención contienen dos elementos, uno espontáneo, otro tradicional; tal como un trabajador que, necesitando una herramienta, toma un instrumento que ya no tiene utilidad y lo modifica según su criterio, el poeta popular, que no se preocupa más de la suerte de su obra que sus antepasados de las suyas, la transplanta sobre ellas y las transforma más o menos completamente. Este poeta popular, quién es? Dios mio! todo el mundo, según la necesidad de las circunstancias. El viejo cuya memoria ya no le es fiel, el narrador de las veladas que quiere dar novedades a favor del crédito que goza una pieza ya antigua, que desea interesar a un auditorio rústico en un cuento compuesto en otros lugares y para otros auditorios, un amante, un enemigo urgidos a expresar su amor, o su odio, no encontrando nada mejor que apoderarse de un marco ya aceptado: he ahí los que modifican la materia poética; que , como la reina de Itaca, hacen y deshacen continuamente la misma tela. En una palabra,  permítaseme esta comparación ambiciosa,  la poesía popular es un río cuyo curso, sin modificarse de manera sensible, refleja continuamente una nueva orilla, paisajes  diferentes; pero que, en lugar de crecer, se pierde más y más hasta desaparecer completamente.

     Luego de esto, se comprende la dificultad, digamos mejor, la imposibilidad que supone reconstituir la redacción primitiva de estes cantos que sólo la tradición ha conservado. Por otro lado, por poco que los paisanos se decidan a librar a la curiosidad de un citadino  eses poemas que ellos creen indignos de su atención, le pueden aportar diez, veinte, treinta textos de la misma pieza, más o menos diferentes unos de otros. Convengo en que la abundancia de bienes no perjudica; pero entonces qué hacer? Dar todas las redacciones? esto sería un no terminar. Hacer una selección? se arriesga encontrarse en la posición del asno de Buridano. En dificultad semejante, hay que, me parece, tomar un camino intermedio, entre lo completo y lo posible, rechazando todo lo que pueda ser descartado si perjuicio de la pieza ni del objetivo que se proponga al publicarla.

     Tal es la regla de conducta que hemos seguido al proporcionar los poemas que se van a leer. Compuestos en tiempos muy lejanos, pocos de ellos han sido obtenidos en estado satisfactorio. Sin embargo, por incompletas que sean algunas de las piezas, no creímos deberlas dejar de lado, persuadidos de que en ellas se encontrará un valioso corolario a los documentos oficiales que hemos usado para reconstruir los anales de los Cagots del Sur y Oeste de Francia. Las diversas explicaciones populares del origen de estes parias, el odio que les profesaba el pueblo, los sarcasmos que les perseguían siempre, las contiendas que a menudo suscitaban luego, la resignación con la que estes infortunados aceptaron su desdichada suerte, todo ello se encuentra en el recopilatorio que hemos hecho; sin contar con las ayudas que ofrece a quienes quieren aprender los idiomas bearnés y vasco, tan poco conocidos, y al sabio que sueñe con reunir materiales para la historia de la poesía en Francia. Que por cierto, si hay un libro que hace falta escribir, sería ese: No puedo hacer otra cosa, para llenar ese vacío, que mis votos (La única obra sobre cantos populares que, en nuestro conocimiento, haya sido escrita hasta ahora, es el artículo que el Sr. G. Olivier les ha consagrado en el Diccionario de la Conversación y de la Lectura, t. XIII, París, 1834, p. 14-29; y no está exento de inexactitudes. Así, en la p. 24, col. 2, el autor, por una inadvertencia que nos sería fácil de indicar su causa, atribuye a la Bresse un refrán popular que pertenece al Poitou. Véase la Memoria del Sr. Dupin, ya citada, p. 216-218 y 229) .

              Nupcias de Marguerite de Gourrigues.

    El siguiente poema, cuya composición no podría ser de una época posterior al comienzo del siglo XVII, está aún muy extendido por el Béarn, donde recopilamos siete u ocho redacciones, que presentan entre ellas diferencias más o menos notables. Aunque no tiene título, suponemos que debió tener el de arriba. Este título pertenece a una obra del poeta bearnés Bitaubé, del que el Sr. Dalgalarrando, alcalde de Mauléon, que nos reveló la existencia de esta pieza, ha rehusado darnos comunicación, oponiendo el silencio más tenaz a nuestras reiteradas demandas (Debemos a la misma persona la indicación, pero, desgraciadamente, nada más que la indicación, de otra pieza relativa a los Cagots, titulada: Litanies des saints de la Cagoterie, por el R. P. Ivetot).
 
     Como este pequeño poema parece no haber sido compuesto más que para servir de cuadro al catálogo de los nombres de cagots más conocidos de la época, se comprende fácilmente que habría de sufrir graves alteraciones a medida que se alejaba de la fecha y lugar de su composición. Una de las principales fue perder su título. Es para hacer apreciar estes cambios que proporcionamos tres redacciones diversas de las Nupcias de Margarita de Gourrigues. Aquí la primera [N.T: Como se verá en el poema que sigue, se intenta asociar el nombre de muchos de los cagots con alguna palabra que suene igual. En ese caso se incluye una nota con la palabra original en bearnés que se intenta asociar, o bien del juego de palabras relacionado  con el nombre] :

     Venticinco Cagots salen para Orthez,
     Montados a caballo
     Como los caballeros
     Van a descender a Pau,
     En el punto de Cordeliers [N.T: Cordeleros.]
     Se encuentran a Blaise,
     Bien peinado
     Y bien vestido:
    -Buen día, señor Blaise

    -Qué quereis, amigos?
    -La casa del Sr. Caty, viejo mercader de vino
    -Ajá, le conozco;

     Entrad, señores, entrad.
     Tú, sirviente, ve a la carnicería
     A comprar buena carne
     Y una pierna de cordero;
     A la mesa hay que hacer honor.
     Comprarás también
     Algunas cucharas, algunos platillos
     Y algunos tenedores,
     Por favor;
    -Por qué queréis todo eso, amigo?;
    -Para hacer el casamiento de mi hija Margarita;

    -A quiénes invitasteis?
    -A Tran de Pau, [N.T: Puede referirse al carpintero cagot 
epónimo de la calle Tran, Pau, que vivió en el siglo XVII]
      Nuestro gran maestro;
      
Estramon de Monein,
      Nuestro gran rey;
      Taberne de Labastida,
      Nuestro gran guía;
      Maysounabe de Sunarthe,
      Laborde de Montfort,
      Pessot de Araujuson,
      Para ahí hacer honor.
      De Rivehaute tendremos ahí a Ricau,
      Para girar el asador;                   [N.T: lou paü]
      El amable Tamboury,
      Para espumar la pota;                [N.T: toupy]
      Argenton y Argouet de Nabas,
      grandes maestros de negocios;  [N.T: d'ahas]
      El Sr. Guillardouy,
      Como guardaespaldas, con su guadaña. [N.T: Bedouy]
      De Charritte tendremos a Peyroutet,
      Para hacer el gabinete [N.T: cabinet, es decir armero];
      El Sr. Champe,
      Para arreglar la cámara;          [N.T:chambre]
      Cournet de Lichos,
      Para roer los huesos                [N.T: les os] 
      Chrestia de Angous,
      Para traer los ragús
      De Andurin tenemos a d'Andurin
      Oyhamburu, para sonar el cencerro;                  

         [N.T:Oülhe es pastor en bearnés]
      Bouillon
      Que ahí estará con un buen capón;
      Belloc,
      con un bello ramillete
      Ahí estará de Mauleon,
      Jean de Laquilla
      Con un cesto de rosquillas;
      Saübat;
      Con un buen gato;                          [N.T:chat]
      Pigat de Moncayolle,
      con la urraca en la jaula

           [N.T: pigue à la cayole]
      Agnaüt,
      No es mejor que ningún otro,       [N.T: qu'aüt]
      Ni llega a tanto                  [N.T: Ni tan tapaüc]
      Cantou de Castelnaü,
      Para deducir la clave                  [N.T: lou claü]
      Boulan de Sus,
      Marte de Gurs
      Malebrague de Préchac,
      Mounique y Cheguette de Aren,
      Gahouillet de Geüs,
      Tistès de Saint Goin,
      Monseigne de Sainte Marie,
      El gran docto de nuestra patria;     [N.T: patrie]
     - Válgame Dios, amigo!
      Aquí tienes la gran cagotería;
     - Todas estas gentes son de nuestra patria,
      que castillos han labrado,
      la banda roja en el sombrero,
      el pie de pato al costado;
     - Ja Ja, Santo Dios!

      De Janticot de Barcus,
      Qué diríais vos?
     - Que es muy escandaloso

      Le habríamos invitado;
      Tal como a vos;
      Pero sois tan calientes
      Por la madre como por la hermana,
      Que os pondríais amorosos;
     - Quién está allí?
     -Jean de Lamoune, enfadado
      porque no lo hemos invitado
     -Salgamos de aquí, ese colgaría
      a toda la cagotería


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