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Capítulo X. (Poemas y canciones en bearnés, gascón, vasco y bretón, compuestos por los cagots o relativos a ellos)

  

   Volvemos aquí a los cagots pirenaicos y bretones, los únicos de los que pudimos reconstruir el romancero , a pesar de algunas investigaciones que hicimos en el Poitou, la Bresse, Mallorca, Asturias y otros para obtener el mismo resultado para las otras razas de las que hemos intentado reconstruir su historia.

    Entre las poblaciones antiguas , todo acontecimiento que se presentara fuera del curso ordinario de las cosas, daba lugar a cantos donde el sentido indicaba qué impresión produjera dicho evento en la imaginación de la gente y cuáles sentimientos despertara en su corazón. Todas las naciones tienen o han tenido poemas semejantes y, para no hablar sino de las actuales, aquellos de España, de Inglaterra, de Escocia y de Grecia son justamente célebres. Por qué entonces no los hay entre nosotros, donde por cierto la imaginación no es menos viva que en otros sitios? Es que al revés de nuestros vecinos, hemos despreciado esa parte de la riqueza nacional y a consecuencia de ello ha desaparecido de la mayor parte de los lugares. Estemos seguros, Normandía, Artois ( Un antiguo historiador normando se explica en estos términos:

       A los juglares oí cantar en mi infancia
     Que Guillermo antaño hizo a Osmond asesinar,
     Y al conde Riouf los dos ojos reventar,
     Y al valeroso Anquetil con astucia hizo matar
     Y a Bathilde de España con escudero guardar.
     No sé nada de ello, no puedo de ello nada trovar;
     Cuando no tengo garante, nada quiero contar.


Le Roman de Rou, tomo I, p. 106, v. 2108.
   Quién sabe si la histora de Regemar, conde de Boulogne, muerto por los herederos de Ardre, que recitaron en la cena de Navidad ante el conde Guines, no era una queja popular, más que una canción de gesta destinada a orejas aristocráticas?. Véase la crónica de Lambert d'Ardres, en la colección de P. de Ludewig titulada Reliquiae manuscriptorum omnis oeví, t. XII, c. XIX-XXII, p. 398-403. Se puede aventurar la misma pregunta para la vida de San Mauricio, que un juglar canta en la mesa de un barón, en el Roman du Chevalier au Cygne. Véase la Crónica de los duques de Normandía , por Benoit, t. I, p. 472, en nota. 


   Por lo demás, siempre vemos la poesía popular en lucha con la poesía aristocrática, que termina siempre por absorberla. Hay que leer a los trovadores hablar de los juglares que frecuentaban las poblaciones. Jean Bodel comienza así la Canción de los Sajones:
   Que de oír y entender tienen placer y talante
  Cara apacible si escucha buena canción valiente
  Donde el libro de historia es testimonio y garante
  Nunca ningún villano juglar se envanezca
  Porque no sabría decir ni los versos ni el cante
           ................................................
  Señor, esta canción no viene de fábulas,
  Sino de caballería, de amores y combates.
  El bastardo juglar que va por los pueblos,
  con su gran zanfoña y vestidos rotos
  Cantando de Guiteclin como adivinando, etc.


  Bertolais de Laon empieza de la manera siguiente en el Roman de Raoul de Cambrai y de Bernier:
           Oid canción de gozo y alegría.
           Oida por unos  los más
           Ha sido cantada por otro juglar
           Canción nueva; pero sin la flor
           del baronaje que tuvo tanto valor, etc.


   Más adelante (p. 96, v. 11), el trovador halla modo aún de atacar  a los poetas del pueblo:
           Bertolais dijo que canción tal
           Jamás juglares cantarán.


   Adenez, comenzando el Romance de Berta de los grandes pies, se queja de los juglares en los siguientes términos:
           Aprendiz Juglar y escritor cansino
           Que de sitio en sitio la consiguen
           Falsean la historia, como nunca he visto
            (p. 2, v. 7)


    En general todos los empiezos de los cantares de gesta contienen ataques de esté género. Véase aquí otro poema del ciclo Carolingio:
       Ahora atended, señores, (que Dios os bendiga
      Gloria del cielo, hijo de Santa María )
      Una canción de muy grande señorío
      Juglares la cantan y no la saben miga
    

Manuscrito del Museo Británico , Biblioteca del rey,  15. E. vi, folio xx.

    Sistemáticamente despreciados, como acabamos de ver, los viejos cantos populares franceses, análogos a los romances caballerescos que España tuvo el espíritu de loar y conservar, no se difundieron más que entre el pueblo, que no ha conservado ni el recuerdo.), Flandes, Lorena, Franco Condado (En las observaciones escritas al principio de su vocabulario de la lengua rústica y popular del Jura, el Sr. Monnier ha publicado algunos fragmentos de canciones en dialecto Jurasiano, con una traducción literal al lado. Véanse las Memorias de la Real Sociedad de Anticuarios de Francia, t. v, p. 261-265. El mismo recopilatorio contiene igualmente tres canciones populares en dialecto de Bresse, con música y traducción francesa, Véase el t. VI, p. 144-149)), Borgoña, Provenza, Languedoc (
Véase en el tomo VIII de las Memorias de la Sociedad de Anticuarios de Francia, p. 225-227, el texto y la música de una endecha muy antigua que se canta aún en las montañas de Lozère. <<Pasa vulgarmente, dice el Sr. Cayx de Marvejols, por un relato de las aventuras de Clotilde, hija de Clovis [N.T: Clodoveo] y mujer de Amalarico, rey de los Visigodos, en el siglo VI, muerto por Childeberto, hermano de Clotilde, en castigo por los malos tratos que daba a aquélla [ N.T: Así narra el caso San Gregorio: "Childeberto...abandona Auvernia y se dirige a España, debido a su hermana Clotilde. La fidelidad de ella a la religión católica la exponía a multitud de obstáculos de parte de su marido Amalarico; porque muchas veces, cuando iba a la iglesia, él ordenaba que le tiraran basura y otras pestilencias encima; y su crueldad contra ella llegaba a tal extremo que ella envió a su hermano un pañuelo manchado con su propia sangre; de suerte que, vivamente irritado, éste se presentó en España. Amalarico, sabiendo de su llegada, preparó embarcaciones para huir. Childeberto llegó en el momento en que montaba en su barco; pero Amalarico recordó una gran cantidad de piedras preciosas que había dejado en su tesoro: retornó a la villa para buscarlas; pero entonces ya  el ejército dicho capturó su embarcación.
  Viendo que no podía escaparse, quiso refugiarse en la iglesia de los cristianos; pero antes de que pudiera llegar a suelo sagrado, uno de los que lo perseguían le dió un lanzazo mortal, cayó sobre el mismo palo y rindió el espíritu. Entonces Childeberto recuperó a su hermana junto con grandes tesoros, contando con traerla a Francia; pero ella murió en ruta, no sé cómo, y fue llevada a París, donde la sepultaron junto a su padre Clovis" Historia de los Reyes Francos, libro III, XV] ), País Vasco (Se encuentran en Ariel, correo de los Pirineos, periódico que se publica todavía en Bayona con el subtítulo de Correo de Cantabria y Navarra, con traducción al francés:
     1.- Nazionesko Besta, Fiesta Nacional. Canción satírica, compuesta durante la Revolución Francesa. (Nº 19, 9-2-1845).
     2.- Erresiñola, el Ruiseñor. Canción de siete estrofas en dialecto de Soule (Nº 22, 2-3-1845).
     3.- Lehen Floria, la primera Flor, canción de nueve estrofas en el mismo dialecto (Nº24, 9-3-1845).
     4.- Maïtena, la Bien Amada. En el mismo dialecto (Nº24, 16-3-1845).
     5.- Amor y deber. Doce estrofas dialogadas en dialecto Lapurdi-Navarro (Nº 30, 27-4-1845).
     6.- Belzunde Biscondea. Elogio del vizconde de Belzunce en diez estrofas (Nº 31, 4-5-1845).
     7.- Ikhasketako Mandoa. El mulo del carbonero. Dieciocho estrofas (Nº50, 14-9-1845).
     8.- Diálogo entre el vino y el agua. (Nº 52, 28-9-1845).
    Podemos señalar además: 1º El fragmento de un viejo canto nacional vasco encontrado en 1590, por J. Ibáñez Ibarguen, publicado  por primera vez por Guillermo de Humboldt, reimpreso en varias obras , entre otras en la Historia de la Galia Meridional, del Sr. Fauriel, t. II, apéndice II, p. 523-528 y en la Historia general del Languedoc, t. I, p. 646-649; 2º Altabiçaren Cantua, o Canto de Altabizkar [N.T: actualmente está demostrado que es un canto moderno, no de la época que narra: la de Carlomagno], recuperado por Eugenio Garay (de Monglave), en el Journal de l'institut historique, t. 1, París, 1835, p. 173 y 179, y reproducido muchas veces luego, entre otras entre los apéndices de la Canción de Roldán, p. 226 y 227.
), Guienne ( En los últimos tiempos se ha publicado un pequeño volumen titulado : Usos y Canciones Populares del viejo Bazadais. (Bautismos, nupcias, cosechas, enterramientos.) Por A. Lamarque de Plaisance, etc. Burdeos, 1845), Poitou ( Hay tres canciones en dialecto de Vendée, con traducción francesa al lado y la música, en el Essai sur le Patois Vendéen, por la Réveilliére-Lépeaux. (Memorias de la Academia Céltica, etc., t. III, p. 370-383) . La Memoria del Sr. Dupin sobre el dialecto de Poitou y su literatura, insertada en el tomo I de las Memorias de la Sociedad de Anticuarios de Francia, p. 195-229, recoge también canciones con música y otras piezas de poesía popular. Finalmente la Nota sobre los Usos y Tradiciones del Poitou, por el Sr. Guerry, publicada en el t. VIII del mismo recopilatorio, recoge dos Canciones sobre la casada, con música anotada. Véanse las p. 461-464.
   Se encuentran además las felicitaciones y canciones que se recitaban y cantaban en las nupcias de los paisanos de la Beauce, en una Nota sobre Algunos Viejos Usos del País de Chartrain, particularmente del cantón  de Bonneval, por el Sr. Lejeune...con notas y agregados del Sr. Desgranges (Memoires de l'Ac. celt. , t. IV, p. 245, 252-255, 257, 258; véase también p. 461-463). Éste último ha publicado otros dos cantos por los cuales se hacía petición a Dios sobre la distribución del alimento de los reyes. Véase el tomo I de las Memorias de la Sociedad de Anticuarios de Francia, p. 235, 236.
) tenían sus canciones populares, como Bretaña, de la que el Sr. Th. Hersart de la Villemarqué nos ha hecho conocer sus tesoros en este género; salvados del olvido, estes  cantos habrían servido de suplemento a las crónicas y a las memorias, en las que la sequía es siempre verdaderamente desesperante; nos habrían sobre todo ilustrado sobre las maneras, las ideas, el lenguaje de la gente de las villas y campiñas y sobre el carácter propio de las diversas provincias, las luces que estas obras no pueden ya darnos y sin las cuales el estudio de la historia nacional es necesariamente incompleta . Y eso no es todo, hay allí, en esas rudas composiciones populares, un mérito al que los productos del arte más refinado no sabrían llegar: " La poesía popular y puramente natural, dijo Montaigne, tiene la ingenuidad y gracias por donde compararla a la belleza primordial de la perfecta poesía según el arte: como se ve es en los "villanelles" de Gascuña y en las "chançons" que se nos muestran las naciones que no tenían conocimiento de ciencia alguna, ni tan sólo escritura. La poesía mediocre que se encuentre entre ambas es desdeñada, sin honor y sin premio"( Ensayos, lib. I, c. 54, íntegro).



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