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Capítulo 9, parte 2 (Hauponeses, Lizelardos, habitantes de Courtisols, Cacous de Paray)

     

     No hay necesidad de recurrir a ellos para introducirse en el hecho de la existencia, usos y lenguaje de otra población de la que hay que poner algunas palabras aquí, aunque no parece que haya sido jamás perseguida o puesta fuera del derecho del común. Nos referimos a los habitantes de dos suburbios de Saint Omer, El Haut_Pont y Lyzel, sobre los cuales tanto se ha escrito (Véanse entre otras obras, la nota comunicada por el Sr. barón Simeón, prefecto del departamento de Pas_de_Calais, a la Sociedad de Anticuarios de Francia y publicada en el t. III de sus Memorias, pág. 357-363; y la Histoira de los Flamencos de Haut_Pont y de Lyzel, etc., por H. Piers. Saint Omer, 1836, p. 8-103.).

    Como se sabe, los de Haut-Pont y Lyzel forman una población absolutamente distinta de sus vecinos y que se ha conservado desde su establecimiento sin mezcla de ninguna otra raza. Una tradición hace remontar este establecimiento al año 449, aproximadamente, de la era cristiana, año de la primera invasión de los Sajones a Inglaterra; mientras que otro relato del mismo género reporta su origen a una horda de Sarracenos que habían llevado la devastación hasta el Artois. Poco satisfechos con estas dos explicaciones, los diversos autores que se ocuparon de los Flamencos de Haut-Pont y Lyzel, han imaginado otras. Unos, como el Sr. Eudes, los hacen descender de los Sajones dispersados por Carlomagno en el Artois; otros, como Legrand de Castelle, pretenden que son restos de los antiguos Morinos; el general Vallongue creía que era una colonia de Flamencos que fueron a refugiarse entre los muros de Saint-Omer para escapar al furor de los Normandos; finalmente el Sr. Lesbroussart vió en la gente en cuestión a los descendientes de los soldados alemanes que Balduino V, conde de Flandes, había dado de baja luego de hacer las paces con el emperador Enrique III. Estes extranjeros, para no exponer a sus mujeres y niños a las fatigas de un largo retorno, habían pedido desecar las marismas que se extendían entonces, en el siglo XI, desde el océano al recinto de la ciudad de Saint-Omer. Fuera lo que haya sido, la situación topográfica del suburbio de Lyzel y la disposición particular de las casas explican por qué sus habitantes no han sido jamás molestados en sus posesiones; y , unidas a las diferencias de lenguaje y de costumbres, explican también por qué no se mezclaron con otras razas.

 "Este lenguaje, dice el Sr. Siméon, difiere bastante por la pronunciación, del que han designado por los nombres de bajo-alemán, holandés, o flamenco, por que los Flamencos de Lizel y los Flamencos propiamente dichos no pueden entenderse fácilmente sino luego de haber pasado algún tiempo juntos. Se ve en ello que es al flamenco lo que el patois de los paisanos de nuestras provincias es al francés.  En él se hallan también muchos términos alemanes y un pequeño número de términos ingleses, algunos sin ninguna diferencia de pronunciación. Queda por decidir cuál de estas lenguas se acerca más al Sajón, su origen común" (Mém. de la Sec. roy. des Ant. de France, t. III, p. 358. Véase en las páginas 364- 369 una canción flamenca que contiene una descripción de las ocupaciones de los jardineros del suburbio de Haut-Pont y de Lyzel, se compone de nueve coplas de nueve versos.).


  Tomamos igualmente este partido por lo que toca al origen de los de Haut-pont y Lizel, que, repetimos, no parecen haber estado jamás expuestos a las persecuciones de sus vecinos o a los rigores de una legislación especial; pero si los dos suburbios vivían en paz con la ciudad, estuvieron más de una vez en rivalidad uno contra el otro. Una seria reyerta se entabló entre ellos en el siglo XV, ya que se vió al magistrado de Saint-Omer emitir el 3 de Septiembre de 1423, una ordenanza por la cual prohibió a los Hautponeses llamar a los de Lyzel "Lyzelarts", y a aquellos de designar a los otros por el nombre de "Hobrighenarts", "bajo pena grave" ( Hist. des Flam. de Haut-Pont y de Lyzel, p. 68 , 69. ).


   Tendremos que penetrar bastante al interior de Francia para encontrar otra comunidad extranjera, que las desgracias de la guerra u otras circunstancias desconocidas han arrojado sobre nuestro territorio. A quince quilómetros de Châlons-sur-Marne, en el cantón de Marson, hay una población llamada Courtisols, cuyos habitantes han conservado un dialecto y costumbres particulares. Ya antes de 1776, el sabio Grosley se preocupó de esta población extranjera y en una carta de Diciembre de ese mismo año, pidió a la Academia de Champagne, recientemente establecida en Châlons, informaciones sobre esa villa. Como la carta no pareció obtener resultados, la Sociedad de Anticuarios de Francia, a la que el difunto Sr. Auguis la presentó en 1819, provoca de nuevo investigaciones sobre ese punto y publicó los resultados en los tomos V y VI de sus Memorias (El tomo V contiene: 1º la carta de Grosley ( p. 328-332); 2º un extracto de un memorial sobre Courtisols del Sr. Hubert y una relacion del Sr. Cacquot sobre este memorial (p. 332-347);  3º la parábola del hijo pródigo en el idioma de Courtisols (p 347-351);4º una carta del presidente de la Sociedad de Historia de Zurich (p. 351-353); 5º un extracto de una nota del Sr. Bridel (p. 353-357); 6º un extracto de conjeturas transmitidas por el Sr. d'Herbés sobre la etimología del término "Courtisols" y sobre la explicación de algunos términos del patois courtisiano (p. 357 364). En el tomo VI se encuentra una continuación de las investigaciones sobre Courtisols, que van de la p. 219 a la 223). Desgraciadamente el resultado es bien parco y hay que reconocer que la academia de Châlons hizo prueba de espíritu dejando la carta de Grosley sin contestación. Fuera lo que fuese, la mayor parte de aquellos que se dedican al descubrimiento del origen de Courtisols se adhieren a justificar la tradición del país , tradición inmemorial y constante que nos enseña que esa población se formó con una colonia suiza, a la cual el terreno fue cedido en pago de ciertas deudas de las que por ello el tesoro del estado quedó descargado. Lo mismo, más o menos, se dice de una comunidad vecina de Troye en Champaña y poco alejada de Châlons, de Riceys, lugar principal del cantón del distrito de Bar_sur_seine, donde los habitantes serían también una colonia de suizos ; pero, tanto para ella como para Courtisols, la tradición es la única garante de este hecho y sabemos cuán poca confianza amerita en general esta fuente de información.

   Más al centro de Francia aún, en el Charolais, hay una pequeña población llamada Paray-le-Monial ( Paray es un lugar principal del cantón del distrito de Charolles, departamento del Saône-et-Loire. El Sr. le Roux de Lincy lo hizo un caserío del distrito de Agen, en el departamento de Lot-et-Garonne. Véase el Libro de los Proverbios franceses, París, 1842, dos vol. post 8;t.I , p. 244.
   Con pena observo que, en otro lugar del mismo volumen ( p. CIX), el Sr. le Roux tradujo la palabra "Baigorri" por "Bagnères-de-Bigorre", confundiendo así dos poblaciones muy distintas y bastante alejadas una de la otra
), cuyos habitantes han recibido el sobrenombre de "cacous". Cuál hecho o imputación ha dado lugar a esta denominación? Eso es lo que no sabríamos decir. La única cosa que añadiremos es que los Cacous de Paray se dicen descendientes de los "Polacres". Alguien más hábil o afortunado que nosotros hallará el sentido exacto de estes términos y la relación de la tradición del país con la historia de las invasiones de nuestra patria en la Edad Media.


    Debemos sin embargo hacer observar que este término de "Polacres" se halla también en el departamento de Lozère, en la parte Oeste de este país, hoy en día dependiente del distrito de Marvejols y en los dominios del departamento de Aveyron (antiguo Rouergue). Las denominaciones de varios lugares, los nombres de algunas familias, así como gran número de tumbas excavadas en la roca, casi todas orientadas hacia el Este, han hecho creer que esta región había sido habitada por por Judíos ( Véase Nota sobre la vieja existencia de una colonia judía en el Gevaudan...por J.J. M. Ignon (Memorias publicadas por la sociedad de anticuarios de Francia, t. VIII, p. 320-335)) y una vieja tradición local denomina el lugar donde estas tumbas están en mayor número, meseta llamada Tresmenasses, situada en Masbousquet, caserío del Ayuntamiento de Saint-Germain-du-Theil, como cementerio de los Polacres. Se sabe, dice el Sr. Ignon, que se ha dado este nombre a los caballeros polacos y a una suerte de embarcación propulsada a vela y a remo, en  uso por el Mediterráneo [N.T: polacra] y es, se dice, por haber sido transportados y desembarcados en un puerto del Mediterráneo en embarcaciones de ese tipo, que los Judíos que se vinieron a establecer en esta comarca recibieron el nombre de Polacres. No nos entretendremos en esta tradición, ni en la que los viejos de la comarca han conservado sobre una comunidad venida al país, teniendo un becerro de oro que fue ocasión de alguna guerra. Aunque los Judíos hayan antiguamente adorado el becerro de oro y se haya supuesto, como reproche de idolatría, que esta comunidad tuviera uno, no nos serviremos de esta opinión como prueba de la existencia de nuestra colonia, porque esta última tradición popular es casi de todos los países y, en donde hay documentos, se ha acreditado que había tesoros escondidos y especialmente becerros de oro (Notas sobre la antigua existencia de una colonia judía , p. 328)". Por nuestra parte no intentaremos fundamentar una opinión sobre reseñas tan vagas, bajo indicios tan inciertos como los que han dado lugar al Sr. Ignon a creer en la antigua existencia de una colonia judía en el Gévaudan; sólo nos preguntamos si la tradición popular no se refiere más bien a los Moriscos expulsados de España bajo Felipe III; pero qué relación podría haber entre los Polacres de Saint Germain du Theil y los de Paray? Eso es lo que me es imposible decir.

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