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Marrans del Auvergne, parte 7

  

   La principal dificultad de estes embarques era que los más acomodados siempre querían embarcarse los primeros y dejar a los más pobres atrás; y la cláusula principal de la comisión del rey era que los Moriscos ricos pagarían por los pobres, para que no se quedase ninguno. A este efecto, ordenó a los que estaban en Marsella elegir comisarios de entre ellos para proceder a la cotización de toda la plata necesaria para su embarque, alimentación de los pobres y otros gastos indispensables, además de un tesorero para recibir los fondos. Otro tanto hizo d'Augier en Agde; pero a ambos sobrevino el mismo problema, porque Zapata, tesorero de los de Marsella, habiendo recolectado la plata , la robó y emprendió la fuga: lo que redujo a estos miserables a tal indigencia , que habiendo los ricos encontrado el medio de pasar a Berbería, los marselleses, luego que los pobres hubieron estado algún tiempo alimentados en los hospitales, se vieron forzados a hacerlos transportar a sus expensas a África.

      Al comienzo del mes de Agosto, mientras d'Augier estaba ocupado en Agde en el embarque de los Moriscos, Haggi Ibrahim Mostapha, enviado del Gran Señor en Francia llegó a esta ciudad para averiguar en qué estado estaba esta operación (Este agente, cuyo nombre se acompaña del título de haggi, o peregrino , calidad que toman los musulmanes que han hecho el peregrinaje a la Meca, era Agá del Cairo y Granadino. En una carta del Sr. de Salignac, embajador de Francia ante la Corte Otomana [ N.T: en el original "Porte Ottomane", que se refiere a la llamada "sublime" puerta del palacio del Sultán , por metonimia se llama así a la corte o gobierno otomano (Tesoro Lexicográfico del Francés, acepción PORTE) ] , al Sr. de Sully, que la publicó en sus Memorias, se lee: " Lleva una carta de su Señor al Rey, según la que le complacería que para el envío de los Granadinos que pasasen por Marsella, uno de los suyos morase en dicha población,  cargo que le ha dado a él mismo... el Gran Señor lo aprecia mucho. El portador acatará las órdenes que se quiera que tenga, y cómo ha de conducirse; ha estado otra vez en Marsella y está lleno de toda buena voluntad" "Continuación de la tercera parte de las memorias o OEconomía real de estado...", t. VI, pág. 144 [N.T: oeconomía era el término empleado para definir el buen gobierno de los bienes de todos en el siglo XVII]. La carta, de la que acabamos de mostrar un extracto, está fechada en las viñas de Pera, al lado de Constantinopla , el 25 de Mayo de 1609: Cómo entonces pudo decir el Sr. Berger de Xivrey que Jean de Gontant, barón de Solignac o Salagnac, nombrado en 1603 embajador ante la Puerta Otomana, hecho caballero de las órdenes en 1604 [ N.T: se llamaban así a los poseedores de la distinción de caballeros de las órdenes del Espíritu Santo y de San Miguel, normalmente altos dignatarios], había muerto ese mismo año en Constantinopla? Véase el Recopilatorio de misivas de Enrique IV, t. I, p. 236, nota 1). Habiendo visto embarcar cuatro mil refugiados, y sabido el buen tratamiento que todos en general habían recibido de los comisarios del rey, se fue a Berbería para dar la orden de que se los admitiera.

      No hay que creer, sin embargo, que d'Augier ejecutase su cometido sin impedimentos: la entrada de los Moriscos aragoneses (El Mercurio Francés elevó su número a cincuenta mil . Véanse fol. 11 y 13)  en Francia por Languedoc, dio lugar a multitud de quejas, a causa del desgaste e incomodidades que sufrieron los poblados donde habían pasado anteriormente los Moriscos castellanos. El parlamento de Toulouse, donde estas denuncias fueron hechas, emitió el 6 de Agosto un decreto con inhibiciones y prohibiciones a los dichos Moriscos aragoneses de entrar y pasar por Languedoc, bajo pena de muerte (Este decreto, citado en la primera parte de la Continuación del Mercurio Francés, fol. 13, no se pudo recuperar de los registros del parlamento, en los cuales no hay ninguno de esa fecha. No podríamos dudar, sin embargo, que fue emitido, sólo que la fecha dada por el Mercure es falsa: en efecto , se lee en una carta dirigida por el Sr. de la Force al Sr. de Loménie el 6 de Agosto de 1610: "No sé si el decreto del parlamento de Toulouse impedirá la ejecución del cometido del dicho Sr. de Gourgues; si fuera así, las provincias de esta parte se inquietarían bastante, por lo que le suplico que procure remedio y hacer de forma que Sus Majestades ordenen dejar pasar lo que se encuentre en las tierras de su obediencia, durante algún tiempo, tal como sea juzgado." Mém. de la Force, t. II, p. 298).

    Pero d'Augier, continuando su comisión, y habiendo recibido aviso de que habían llegado unos cuantos cerca de Saint Subrac y que aparecieran más allá del Garona, a pesar de la oposición de los capitols de Toulouse, los hizo pasar por el puente de Saint Subrac y conducir a Agde, donde había fondeados cien buques que mercaderes de diversos sitios habían hecho venir para embarcar a los Moriscos. Habiendo los cuales mostrado a d'Augier que no podían pagar su pasaje al precio de catorce libras que el comisario d'Aymar había fijado, redujo éste inicialmente el flete a doce libras y, algunos días después, debido a nuevas reclamaciones, lo bajó incluso a diez; incluso estipuló que cinco personas pasarían gratis de cada cien, teniendo en cuenta la miserable condición de tantos pobres reducidos de entre ellos a la mendicidad. Además, ordenó a los mercaderes embarcar a los Moriscos a ese precio, y  tener los navíos listos en número suficiente, bajo pena de todo coste, daño e intereses.

     Como hemos dicho más arriba , las patentes y cartas de la reina decían expresamente que los Moriscos ricos pagarían por los pobres, para que no quedase ninguno y luego de su entrada en Francia , e incluso en Toulouse ante d'Augier , estaban sometidos a esta regla; pero como casi todos se declaraban indigentes, este comisario, deseando comenzar el embarque, decidió no esperar a que hubiesen puesto en orden sus asuntos: hizo partir seis bajeles cargados de los más pobres y se dió en fianza por ellos, personalmente a los armadores, la suma de dos mil escudos.

      Al respecto, los principales de entre los Moriscos, temiendo una estancia muy larga y los inconvenientes que podrían surgir si los más ricos dejaban a los más pobres atrás, resolvieron elegir algunos de entre ellos para proceder a la repartición y recaudación de contribuciones destinadas a pagar su embarque, satisfacción de sus necesidades y otros gastos. Los sufragios cayeron sobre Tristán Oscen, Pedro Bibero y Alonso López, que entraron inmediatamente en funciones y nombraron a López como receptor de todas las sumas recaudadas; pero he aquí lo que pasó: este último no reembolsaba a los mercaderes sus adelantos y ellos requirieron a d'Augier que le ordenara librar las sumas que se les debían, o lo que se encontrara en su poder para deducirlo de aquellas y elegir una persona adecuada de Agde para recibir en lo por venir las sumas provenientes de las recepciones de López. Los Moriscos convinieron en ello, a condición de que éste continuaría recibiéndolas primero de sus manos, y la elección de las partes interesadas recayó en Jean Antoine Jourdan, burgués de Agde. 

      Todos estos arreglos no dieron los buenos resultados que se habían prometido; porque los comisarios moriscos y su receptor no daban y a las sumas prometidas, sea por mala fe o porque los más ricos de entre ellos fingían ser pobres y escondían sus recursos, " fue una cosa penosa, dijo un contemporáneo, ver como hacían embarcar eses pobres necesitados, poniéndolos a merced de las olas y el hambre, sin darles provisiones para su sustento, ni siquiera de bizcocho, por lo cual estos pobres abandonados mezclaban suspiros y lágrimas ante las quejas de los patrones, que no querían correr el riesgo de sostener y sufrir el reproche y el oprobio  de su hambre y desesperación tan cercana." ( Primera Continuación del Mercurio francés, fol. 15 ). Movido por su suerte, encargado además por el rey de su conservación, d'Augier ordenó que por cada cien Moriscos que pagasen se embarcaran quince quintales de bizcocho, lo que hacían solamente quince libras de pan para cada uno; y no era mucho para un viaje tan largo, tan peligroso, hecho además en invierno. Túnez estaba a trescientas leguas aproximadamente [N.T: 1660 km.] de Agde . Ordenó, además, que sería suplido a expensas de los ricos por Donnet y Sollerrat, encargados de este suministro, a razón de 8 libras el quintal. 

      Pero las tribulaciones de las que acabamos de hablar no eran las únicas que habrían de sufrir los infelices exiliados, por vigilante que estuviera d'Augier en el ejercicio de sus funciones: Habiéndoles unos soldados robado su ganado, les hizo dar de latigazos en Toulouse y los envió a galeras; hizo además prender a un habitante  de Agde por haber violado a una joven Morisca. Por otro lado, se ocupó tan activamente del embarque de los refugiados, que hizo partir en un mes setenta navíos cargados de estes desdichados, que llegaron a buen puerto en Túnez y costas vecinas. En el primer movimiento de su reconocimiento, los comisarios Moriscos le enviaron un certificado del buen y justo trato que habían recibido, luego de su partida de Toulouse, hasta su llegada a Berbería (Este certificado, redactado en español, se encuentra en el mismo recopilatorio de arriba, folio 15; está fechado en 24 de Noviembre de 1610, y lleva también la firma de " Noffre Almocaden, baile de Moros, commissario diputado por el Reyno de Aragon").

      Este documento constata el embarque de veinticinco mil Moriscos aragoneses, tanto jóvenes como adultos. Luego, d'Augier hizo pasar y embarcar a Berbería otros treinta a cuarenta mil, Granadinos, Castellanos y Aragoneses; pero no parece que fueran tan bien tratados como los primeros, porque hubo grandes quejas contra el y contra aquellos que había empleado en sus embarques. Así López, en su calidad de procurador de los Moriscos, se dirigió poco tiempo después a París, y en un requerimiento que presentó al consejo privado contra d'Augier y algunos habitantes de Agde, obtuvo que  les hicieran comparecer.


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