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Los Colliberts, parte final

    

      Finalmente el término "collibertus" entró en la composición del nombre de varios lugares , sin duda a causa de los colliberts que en ellos hacían su hogar. Se encuentra un "Malgerius de Culvertillu" en el cartulario de la abadía de la Santa Trinidad del Monte de Ruán, publicado por M.A. Deville, siguiendo al cartulario de la abadía de Saint Bertin (Collección de documents inédits sur l'histoire de France, etc. París, 1740, p, 438), y los diccionarios geográficos indican tres poblaciones "Cuvertville", una situada en el departamento de l'Eure, las otras dos en el del Sena inferior. Pensamos igualmente que no es necesario buscar en otro lado la etimología de "Coubert", población del departamento del Seine-et-Marne, distrito de Melun, cantón de Brie-Comte-Robert. De ello resultaría, así como de los pasajes mostrados más arriba, que la clase de individuos llamados "colliberts" estaba poco menos que distribuida por toda Francia, donde su condición podría diferir según las localidades. Hemos visto más arriba que también había colliberts en Inglaterra y en España.

     De todo lo que precede resulta evidentemente, me parece, que el término "collibert" nunca fue, ni pudo ser, sino en un tiempo más moderno, el nombre vulgar de los cagots del Bajo Poitou; como el término "colliberti", diga lo que diga Pierre de Maillezais, no debió ser sino una especie de denominación injuriosa por la que se les designaba como extranjeros; lo que no impide pensar al mismo tiempo que fuese allí el nombre de su condición: no digo ya en las orillas del Sèvre (la investigación a la cual este autor se dedica relativa al origen de esta designación prohibiría creerlo, si no fuese evidente que no habla de los pescadores de Sèvre sino según la tradición y de oídas), sino en Béarn, donde, en el año 1000, un señor podía disponer de la casa de un "Chretien" en favor de una abadía, y en Navarra , donde, anteriormente al 1270 (Diccionario de Antigüedades del Reino de Navarra, t. I , p. 564), todo extranjero que no tenía armas ni caballo recibía el nombre de "culbert". Adoptamos por tanto el nombre de "Cagots" que Guillaume Bouchet aplica a ciertos individuos del Poitou, sin indicar su residencia, y que el Sr. Dufour da a los antiguos habitantes de Marais, manifestando nuestro pesar por no tener una mejor autoridad que invocar; y no vacilamos más, como habrá podido observar ya el lector, en relacionarlos con los refugiados españoles que la guerra lanza sobre nuestro territorio y que un evento ahora desconocido dispersa luego. Para nosotros, la raza señalada por el monje de Maillezais es un eslabón necesario de esta cadena de emigrados y proscritos que se extendía antaño de los Pirineos al Maine y  Bretaña. El retrato que hace de los cagots del Bajo Poitou el escritor que acabamos de citar, encaja de maravilla con la idea que nos hacemos de la población que siguió los pasos de Carlomagno en su retirada de España, e incluso más con la idea que se hicieron los Bearneses de los cagots de su país (" Si hay que creer a la gente, nos escribía el Sr. Duplaá, maestro comunal en Saint Girons (Cantón de Orthez), las personas consideradas como provenientes de esta raza (de los Cagots), son más perversas y malvadas que las otras, y ordinariamente más coléricas."); el reproche de incredulidad que les dirigían los Poitevinos en el siglo XII ( reproche cuya falsedad es demostrada un poco después por el autor que se hizo eco de él), resume completamente también las principales acusaciones de las que estos desdichados no tardaron en ser las víctimas, y que les siguieron por doquiera que buscaron refugio. No parece, sin embargo, que hayan sido tratados, en el Bajo Poitou, con tanto rigor como más aquí o más allá; y esta relativa benevolencia que se les manifiesta, unida a la circunstancia de su bajo número luego de las invasiones normandas, que los habían diezmado, debió permitirles fundirse rápidamente en la población indígena. Lo que hay de cierto, es que, si, en una época más o menos antigua, fueron designados con las apelaciones de "colliberti" y de "cagots", la tradición se perdió en el país (Carta del Sr. Rougier de Labergerie, juez de paz de Maillezais, con fecha de 29 de Julio de 1842.). La única cosa que persistió, es la costumbre de vivir sobre el agua. Se ven aún en nuestros días a las familias habitar en barcas, en medio de los pantanos formados por el Sèvre, al lado de Marans; allí se les designa con el nombre de "Huttiers" [N.T: choceros]. Es lícito creer que son descendientes de los antiguos "colliberti", cuya memoria habría muerto completamente, si Pierre de Maillezais no la hubiese preservado del olvido.
 
    En cuanto a los cagots que se hallaban entre la Guienne y el Bajo
Poitou, es decir en la Saintonge y en el Angoumois, no fueron tan dichosos: no hay cronistas que se hayan ocupado de ellos, no hay actas que constaten su existencia de manera cierta; y sin embargo no podríamos dudar que estas dos provincias tuvieron cagots como las dos primeras: cuál causa impediría a los emigrados españoles, echados de las tierras que obtuvieran de la liberalidad de los príncipes francos, establecerse en las orillas del Charente, como habían hecho en
aquellas del Garonne y del Sèvre? No vemos ninguna. De otro lado, si echamos una mirada al Angoumois, encontraremos una casta que recuerda en alguna cosa a la de los cagots. Nos referimos a los obreros del papel [N.T:ouvrier papetier en el original ] que viven aparte y no se casan sino entre ellos: circunstancia atribuida generalmente hoy en día al deseo que tenían de conservar su estado exclusivamente para su familia y su casta (<<Los obreros del papel (del departamento de Charente) forman una corporación muy distinta,  puede que la más tenaz que haya en el reino. Puede pensarse que aquellos que trabajan en las papeleras situadas en los alrededores de París son extranjeros y que llevan una vida ambulante; y esto viene sin duda de que los empresarios de estos establecimientos, la mayor parte recientes, no atrajeron particularmente a sus fábricas a las familias establecidas en su vecindad. Fue de otro modo en el Angoumois, el Limousin y el Auvergne: los obreros del papel del Angoumois son muy afines a sus poblaciones; los del Limousin no las abandonan jamás...Hacen de su estado una suerte de bien hereditario; para conservarlo no se enlazan sino entre ellos. Sus hijos son admitidos exclusivamente a aprender el oficio de su padre... Los papeleros viven en medio de una atmósfera húmeda y cenagosa: los talleres donde trabajan están llenos de agua ; en la cuba donde se hace el papel donde están obligados a estar doce o catorce horas seguidas, están sumergidos en el vapor que se eleva abundantemente; la vena está continuamente relajada. Las enfermedades que les afectan más generalmente son las varices, los edemas de los miembros inferiores, reumatismos crónicos, escorbuto, las úlceras en las piernas y en los maléolos. Sus dientes caen pronto; están sujetos en Primavera y Otoño a las fiebres tercianas, y el Invierno conlleva para ellos todas las afecciones catarrales...sus rodillas se doblan hacia dentro y se ven una cantidad asaz grande de zambos...Los obreros del papel no viven hasta viejos, sobre todo si han seguido su profesión desde su juventud sin interrupción; su carrera rara vez  se extiende más allá de los sesenta o sesenta y cinco años y ordinariamente mueren de un catarro crónico.>> Estadística del departamento de la Charente ...por J. P. Quénot, París 1818; p. 484, 487. Estes pasajes se copiaron en "La Francia Pintoresca"  t. I, p. 248, col. 1 y 2. ), pero que , según nosotros, no es más que un resto de obediencia a los viejos reglamentos, convertida en hábito, o el resultado de la repugnancia de la que eran el objeto por parte de los indígenas. Se comprende que luego que los primeros obreros del papel se establecieron en el país, sus empresarios no hayan encontrado, para trabajar allí , más que a los desdichados que no tenían en nada al sol, y que, como los cagots de los Pirineos y los caqueux de Bretaña, estaban en la posición de ejercer las profesiones peligrosas e insalubres que incluso los villanos no querían.

    Pero qué necesidad hay de ir a buscar en las papelerías de la Charente a los descendientes de los parias que nos ocupan? De reseñas auténticas que nos han sido proporcionadas, resulta que había en Angoumois, durante y después de la dominación inglesa, una raza o secta que se puede asimilar a los cagots de los Pirineos o a los caqueux de Bretaña, y que , según las diversas localidades angulemenses  donde estes hombres vivían agrupados y asociados, recibían de sus vecinos los nombres de "Creetés"o "Crestés" y más raramente aquellos de "Roux", "Roussets", "Cailluauds" o "Cailhevots" [N.T:Los dos primeros significan Pelirrojo y  pelirrojos en el francés de hoy en día. Los otros dos no aparecen en diccionarios, aunque su raíz parece relacionada con "caillou", piedra, guijarro]. Un grupo de estes hombres viviendo aparte donde los otros angulemenses, existió en la población de Temple , cerca de Rousillac, donde se les daba a veces el epíteto,  de "Pierrats" [N.T: pedreros con terminación despectiva, probablemente] y más tarde el de "Morins" o "Maurins" [N.T:morenos y moros (en su acepción actual), respectivamente. DMF (1330-1500)]. Todos los documentos recopilados con gran trabajo sobre este sujeto, son anteriores al final del siglo XVII, es decir que no se encuentran documentos posteriores a la revocación del edicto de Nantes [N.T: Edicto de Fointanebleau, que ilegalizaba otra vez la religión protestante y oficializaba solamente la religión católica ]; sin duda porque luego de esa época estes parias hicieron como los protestantes de la comarca , con los cuales fraternizaban voluntariamente, sobre todo por la época de la batalla de Jarnac [N.T: 1569, en la tercera guerra de religión entre tropas de los protestantes (o hugonotes) y de los  católicos en Jarnac, cerca de Angulema, en el departamento de Charente], tal como constata una carta al capitán de la Noue, que estaba en la casa parroquial de Courbillac que luego fue conservada por los herederos del difunto abad Prévost de Las, antiguo cura de esa parroquia. Los principales documentos relativos a estes cagots del Angoumois, son las actas entre ellos y los poseedores de la casa de Boisauroux [N.T: o Bois au roux] y otros feudos eclesiásticos y laicos de los alrededores, una vieja canción y un villancico de Saintonge recopilados en el distrito de Saint Jean d'Angely, donde se habla de ellos y donde son designadas, con los mismos nombres que conservan hoy en día, las herencias que rodean la población de Temple. Los otros lugares de la comarca donde hay agrupaciones de estes parias son Saint Eutrope ( distrito de Barbezieux, canton de Montmoreau),Guizengeards (mismo distrito, cantón de Brossac), Saint Mème (distrito de Cognac, cantón de Segonzac), les Tuilleries ( municipio de Julienne, distrito de Cognac, cantón de Jarnac), Carrières y el castillo de Auqueville [N.T: este nombre puede estar relacionado efectivamente con los cagots y la famosa marca que se decía era su distintivo] , cerca de Bègue. Pero puede ser que volvamos más tarde sobre un sujeto que no hemos hecho más que aflorar aquí.
       

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