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Origen y etimología de los agotes



   Lo que es más, los godos dejaban crecer sus cabellos a tal punto, que ese uso les valió el nombre especial de "Capillati", que les fue dado bajo el reino de Sitalcus, por Diceneus Boroista, el maestro de esta gente. Teodorico comienza una de sus cartas con estas palabras: "Universis provincialibus et Capillatis, defensoribus et curialibus Suavia  consistentibus"  ( Carta 49, libro IV, de Casiodoro), además de que en un edicto designa a sus compatriotas de esta manera (Edictum Theodorici regis , cap. 145: "Dummode tetio quemlibet Capillatorum fuisse conventum, aut cautionis ab eodem emisso, fides ostendat", etc.). Jornandès en su Historia de los Godos, reporta que estes bárbaros se tenían por honrados con este nombre, y que incluso hacían uso de él en sus canciones . De todo lo que precede se deduce evidentemente  que los viejos godos, a ejemplo de los hebreos del libro de los Jueces, ponían su honor y su belleza, sino su fuerza, en la longitud de sus cabellos (Polgiesser conjetura que los esclavos de los Suevos tenían la cabeza rapada y demuestra que, según Tácito, se cortaban los cabellos a aquellos de entre ellos que eran condenados a la esclavitud. Véase el libro III, cap. IV y el IV, página 617 de la edición in-4. Por lo demás el lector curioso hará bien en leer el capítulo entero; se titula: De peculiaribus servorum notis, quibus ab ingenuis discernebantur.); pero que sacasen esta idea del Antiguo Testamento, no sabría si aprobarlo: porque bastante antes de introducido el cristianismo en la antigua Mesia, por Ulphilas, dominaba en el Norte , de donde los bárbaros lo aportaron, no solamente en Galia y en España, sino en Italia (Constantino el africano, médico nacido en Cartago y muerto en el 1087 como monje de Monte Casino, donde escribió sus obras, se explica así:"Sunt ergo pili naturaliter juvamentum corporis, vel tantum expulsio superfluitalis juvata, capilli , supercilia ett cilia.  Capilli enim caput custodiunt, honestantt et defendunt; quibus si careat, maxima est inhonestas, et precipue in mulieribus,", etc. Constantini Africanide Communibus medico cognitu necesarriis Locis, lib. II, cap. XVI: De pilis et unguibus. (Summi in omnii philosophia viri Constantini Africani medici Operum Reliqua, etc. Basileae,  1535.) y África.
  
   En el siglo sexto , los godos establecidos en Septimania y España, no habían recortado su cabellera, aunque les debía incomodar bastante bajo los ardores del sol
meridional: también el concilio de Agde, tenido bajo Alarico, impone a los penitentes la condición expresa de hacérsela cortar ("Poenitentes, tempore quo poenitentiam petunt, impositionem manuum et cilicium super caput a sacerdote , sicut ubique constitutum est, consequantur. Si autem comas non deposuerint, aut vestimenta non mutaverint, abjiciantur..." Concilium Agathense, A. D. 506, canon XV, Sacrosancta concilia , t. IV, col. 1385, E. ), mientras que , en las otras partes de Galia , aquellos que eran admitidos en la penitencia eclesiástica debían dejar crecer sus cabellos, tal como nos enseñan San Isidoro (" Hi vero qui poenitentiam agunt, proinde capillos et barbam nutriunt." De officiis Ecclesiae, lib II , cap. 16), San Columbano, abad de Luxeuil ("Poenitentes fratres , quambis opera difficilia et sordida efficiant , non lavent capita nisi in die dominico, id est octavo. Sin autem, nisi in quinto decimo, aut certe propter fluentium capillorum  incrementum" Divi Gregorii papae...Liber Sacramentorum, sumptibus Claudii Sonii et Dionysii Bechet, 1642; notas y observaciones , p. 222), Gregorio de Tours (Historia Eclesiástica de Francia, libro 8 , cap. 20.) y Orderico Vital, monje de Saint Evroul, en Normandía ("Otim poenitentes et capti ac peregrini usualiter intonsi erant , longasque barbas gestabant " Ecclesiasticae Historiae Lib. VIII (Historia de los Antiguos Escritores Normandos, p. 682, C)). Esta prescripción, que tenía por objeto humillar fuertemente a los godos a los que se dirigía y distinguirlos del resto de los fieles, debió producir el efecto que pretendía, pues la vemos renovar 83 años más tarde  , en el tercer concilio de Toledo ("El obispo o presbítero a quien una persona sana o enferma  pide penitencia , ante todo ha de tener en cuenta que si es varón , sano o enfermo, debe hacerlo tonsurar y luego darle la penitencia; pero si es mujer no la reciba si primero no muda de vestido: porque muchas veces se dió la penitencia a los laicos y vuelven a caer, luego de recibirla, en sus lamentables maldades" Concilium Toletanum III, A. D. 589, cap. XII (Sacrosancta Concilia, t V, col. 1012, A.).

    A finales del siglo VII, los godos no habían cambiado las ideas de nobleza que asociaban a su cabellera: vemos las pruebas en los cánones de varios concilios (Ver en Sacrosancta Concilia, t. V, col. 1748, D y T. VI, col. 505, C.) y en la manera en que Wamba, rey de Toledo, trata a los cómplices de la revuelta del duque Pablo a los que hizo rapar cabellos y barba (Historia de Wamba, rey de Toledo ( Recopilatorio de Historiadores de las Galias, t. II, p. 715, C y 716 ), imitando así a Recaredo , uno de sus predecesores, que , en una ocasión semejante, había aplicado la misma pena (Chronicon de Juan de Biclara (España Ilustrada...., Frankfurt 1607, t. III, p. 158, lin. 22), consignado en un gran número de artículos del código visigótico ( No citaremos más que tres de estes artículos y para el resto remitimos al Diccionario de Du Cange, t. II, col. 1322, 1323; Ley visigótica libro segundo tit. I (Recopilatorio de Historiadores de las Galias, t. IV, p. 293 c, p. 305 k  y tomo IV, p. 448 E). Véase también el Fuero Juzgo...cotejado por la Real Academia Española, Madrid 1815, pag. V, col. 1; p. 8, col. 1...etc. ).

  Si entretanto pasamos a los Españoles de raza, en ausencia de documentos supondremos que llevaban los cabellos largos, como sus antepasados (Cayo Valerio Catulo, Carmen 36, v. 17), o que habían adoptado las costumbres visigodas. De otro modo , la medida que se tomó a su respecto no habría tenido lugar probablemente , ya que los Árabes ( vimos que los había entre los refugiados) llevaban también los cabellos largos: " Aquí viene a Cristo , decía Teodulfo a Carlomagno, el Huno con cabellos trenzados...luego del Huno viene el Árabe, otra gente con cabellera; sólo que uno viene con cabellos trenzados y otro con cabellera suelta "(Obispo Teodulfo Aurelianense, libro III carm. I (Recopilatorio de Historiadores de las Galias, t. V, p. 417, c)).

   Sabemos, por otro lado, que entre esta gente, al menos en España, el suplicio de la decalvación estaba en uso, acompañado de las circunstancias señaladas más arriba entre los visigodos ( Historia de los Árabes por Rodrigo Giménez, arzobispo toledano,cap. 13 p. 12, Leiden, 1626. No está fuera de propósito remarcar aquí que el mismo suplicio existía entre los griegos del Bajo Imperio. Entre los Hindúes según reportes de Stobée, cap. 165, se privaba de los cabellos a los que se encontraba culpables de crímenes graves, y se tenía este castigo como extremadamente ignominioso. Finalmente, entre los Judíos , la ley Mosaica ordenaba rasurar la cabeza a los jóvenes cautivos. Deuteronomio, cap. 21).

   En este estado de cosas, que reinaba, no solamente en España , donde duró hasta el siglo quince (Tenemos la prueba en un pasaje de Alfonso el Tostado, obispo de Ávila, que , nacido en 1440, murió el 3 de Septiembre de 1454, colección de " Obras", tomo VI, Colonia, 1613, p. 148, F; en el segundo libro de comentarios , cuestión 18), sino también en Francia, donde permaneció hasta el siglo dieciseis (J. Bodin, deseando probar que el ejemplo del soberano guía al pueblo , se explica así: "Pondré el ejemplo del rey francés , el cual se hizo rapar, para curarse de una llaga que le salió en la cabeza, de repente los cortesanos y luego todo el mundo se rapó, de tal forma que desde aquel día en adelante se mofan de los cabellos largos, que era una marca de belleza y nobleza antiguamente: porque incluso se prohibió a los plebeyos llevar los cabellos largos, costumbre que duró hasta los tiempos de Pierre Lombard, obispo de París, que hizo levantar estas prohibiciones por el poder que tenían los obispos sobre los reyes" Los Seis Libros de la República, de J. Bodin Angevino), debiendo ser de la misma forma en el País Vasco y Gascuña, era un terrible castigo privar a los descendientes de los refugiados españoles de un ornamento al que debían asociar el más grande honor; sin embargo, como la fuerza no estaba ya de su lado, se debieron resignar y males más reales apagaban la memoria de la humillación que habían sufrido con la pérdida de su cabellera, dando a sus perseguidores , a título de injuria, el nombre del que sus ancestros se glorificaban. Ahora, para que este mote tuviera un sentido, hacía falta necesariamente que, en tiempos de Oihenart , los Vascos llevasen los cabellos largos (Los Vascos, sobre todo los viejos, aún llevan la cabellera larga y suelta. Esta moda, que parece haber existido en todo tiempo entre esta gente, comenzó a decaer cuando la conscripción reclutaba bajo sus banderas las diversas poblaciones de Francia y las sometía a un régimen uniforme. De vuelta a sus hogares, la mayor parte de los soldados vascos no pudieron resolverse a llevar sus cabellos de otra forma que al estilo del ejército.
 En cuanto a los Vascones el consejero Pierre de l'Ancre, nos dará sobre su cabellera informaciones que nos será muy difícil encontrar en otro sitio que en su libro: "Entre las hijas y mujeres del común, dice él, y teniendo a Bayona como villa principal de donde todo el resto toma ejemplo, algunas van rapadas, salvo en los extremos, que  tienen pelo largo, en otras un poco más relevantes su cabellera cubre la mitad de las mejillas y vuela sobre las espaldas" etc. Véase el Cuadro de la Inconstancia de los Malos Ángeles y Demonios, París, 1612, libro 1, pág. 42
) y que los cagots estuviesen habituados a llevarlos cortos, aunque los reglamentos no los obligaran ya; por lo menos no se encuentra alguna prescripción a este respecto. Si ahora  se nos pregunta con qué objetivo los descendientes de los refugiados españoles habían tenido que rapar la cabeza , como los forzados de nuestros días y los soldados condenados a trabajos públicos, más o menos, responderemos que para unos y otros es sobre todo por vía de degradación antes que por una medida sanitaria. Nos mantenemos tanto más a gusto en esta idea, en cuanto que los individuos afectados decididamente por la lepra, enfermedad de la que los cagots no eran más que sospechosos, no fueron nunca, durante toda la Edad Media, sometidos a una obligación semejante. En cuanto a los galeotes, estamos convencidos de que la privación completa de sus cabelleras deriva igualmente de la idea de infamia asociada en otro tiempo a este estado (Nos es imposible decir en que época esa costumbre tuvo nacimiento en nuestro país , o si ha podido existir siempre respecto a ciertos condenados. Una ordenanza emitida por Luis XII en 1499, renovada en parte por Carlos IX , en los estados generales de Orleans, en 1560, obligaba a los Bohemios a desalojar el reino en dos meses. " Y si son hallados (dice ), o retornan luego de los dichos dos meses, nuestros jueces al punto, y sin otro proceso, procederán a mandar rapar barbas y cabellos a los hombres y cabelleras a mujeres y niños, y luego enviarán los hombres  a un capitán de nuestras galeras, para servirnos allí por espacio de tres años". Véase el Tratado de Penas y Multas por Jean Duret, Lyon, 1583, folio 44 y los Edictos y Ordenanzas de los Reyes de Francia, París , 1611 por Antoine Fontanon tomo I , p. 660.

  Esta jurisprudencia respecto a los Bohemios continuó en vigor durante todo el siglo siguiente e incluso largo tiempo después. Un decreto emitido por el parlamento de París el 28 de Febrero de 1612, contra el capitán Hierosme, supuesto capitán de cuatro familias gitanas "ordena que tanto los hombres como mujeres e hijos , serán rapados y los hombres conducidos a las galeras del Rey para allí quedar detenidos y servir a dicho señor como forzados a perpetuidad" Continuación del Mercurio Francés, folio 317.
   Una orden de Luis XIV, del 11 de Julio de 1682, emitida contra los Bohemios y aquellos que les diesen cobijo, ordenaba poner a los hombres en la cadena de los forzados [N.T: Normalmente los forzados a remar en galeras o galeotes, eran puestos a ambos lados de una larga cadena a la que estaban sujetos y así eran llevados hasta su destino. Ya en la galera, se les encadenaba a las bancadas de remos], para ser conducidos a las galeras y allí servir a perpetuidad; respecto a sus mujeres e hijos , ordena que se les haga rapar la primera vez que fueren encontrados llevando vida de bohemios [N.T: Puede traducirse como vida bohemia, acepción tomada por el castellano de hoy en día para cualquiera que lleve una vida fuera de las convenciones sociales (Dicc. de la R.A.E.)], etc. Véase el Diccionario Tratado de la Ordenación General.. por el Sr. Edme de la Poix de Freminville, París , 1758, p. 65.
   En la Edad Media , sobre todo en el siglo XIII, era entre nosotros una pena aflictiva e infamante para una mujer el raparle el cabello, y se aplicaba sobre todo a las mujeres culpables de adulterio. En cuanto a las que se privaban de este ornamento, lo hacían así por espíritu de penitencia . La duquesa Parise, acusada sin razón de haber hecho morir a su hermano pequeño Beuvon, se prepara para el suplicio por actos de caridad y mortificación.
"...Por detrás de las orejas hizo sus trenzas cortar...".( Li Romans de Parise la Duchesse, París , 1836, p. 62, v. 9). Ver otros casos en "Le Lay de Aristote", v. 220, en "Fabliaux et Contes" t. III, p. 105 y "De la Dame qui fit trois tours entour le monstier", v. 136 en Fabliaux et Contes, p. 34.
  Más tarde este castigo continúa en uso para el mismo tipo de culpables. Las mujeres adúlteras son rapadas, toman los hábitos monásticos y recibían el látigo de mano sea de la priora del lugar donde se encerraban , sea de otras religiosas o de personas comisionadas por el juez, etc. "Algunos (añade Duret, al que debemos estos detalles) encontrarían la fustigación muy rigurosa, se dijo, y que en Francia la pena más usada es la de rapar la mujer adúltera, rasgar sus vestidos por delante y por detrás de tal manera que no tuviera más que la camisa un poco más arriba de las rodillas, luego conducirla así rapada y mal vestida ignominiosamente por las calles, para ser mofa de la gente". Tratado de las penas...ilegible.

   Que se cotejen estos detalles con los que Tácito nos transmitió sobre el castigo del adulterio entre los antiguos Germanos y se verá a que fuente hay que remitir esta disposición de las leyes penales en uso entre nuestros antepasados ( "C. Corn. Taciti de Mor. German, cap. III).
   Quizás no sea superfluo remarcar que luego del siglo doce, el término "tondre" [N.T: rapar] tiene en nuestra lengua el sentido de humillar, engañar, tomar por ingenuo, expresión que aún se usa vulgarmente, menos, es verdad, que otra que se encuentra mucho: quiero decir de "faire la queue" . La primera obra donde la primera de estas locuciones se encuentra, es, que sepamos, la Crónica de los Duques de Normandía , de Benoit, poema compuesto por orden y bajo el reinado de Enrique II, rey de Inglaterra. Ricardo I, nieto de Rollo de Normandía, habiendo podido escapar de manos de Luis IV , que le retenía prisionero , dice a su tutor Osmond , al que debía su libertad:   

 "Maestro, bien dicho está 
 Que traidor puede engañar.
 Estaba uno tan engañado ("tondu")
 Que cuando se dió por enterado
 Le entró tu espada en el corazón".
  Véanse también las referencias del tomo II pag. 56 y pag. 187, así como "Las investigaciones de la Francia de Etienne Pasquier", París 1665, libro VIII cap. 9 : Del Probervio, "Je veux qu'on me tonde", se usaba antiguamente por nuestros padres y abuelos , para significar una penalización; pag 676, 677. El capítulo siguiente trata del proverbio "faire bien la barbe a quelqu'un") y que solamente más tarde se apreció la ventaja de esta operación para la salubridad y orden de las prisiones [N.T: En el original "bagnes", es decir colonias penales donde los encerrados estaban sometidos a trabajos forzados].


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