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Origen y etimología de los cagots, según el autor

   Sin duda el arrianismo de los godos bastaba para hacer considerar a los españoles del siglo VIII como doblemente infectados; pero puede ser que el odio de los indígenas  contra los colonos  no tuviese que buscar en el pasado esta imputación de herejía de la que manaba la sospecha de lepra a consecuencia de la confusión introducida en las ideas por el lenguaje místico de la época.
(Algunos ejemplos, elegidos entre miles, bastarán para demostrar el hecho. Se lee en el "Peristephanon" de Prudencio :
nada es más repugnante que el pecador,
nada es tan leproso ni fétido;
fuerte llaga es la del pecado,
no deja de sangrar
y huele como el antro del Tártaro.
 ("Hymnus III , Passio Sancti Laurentii, v. 285.)
Gregorio de Tours da el nombre de lepra a la idolatría de Clovis, en

la narración que hace del bautismo de ese rey. Véase la "Historia eclesiástica de los Francos", libro II, capítulo 31. En la carta de felicitación que el papa Anastasio escribió a Clovis en aquella ocasión, se lee el pasaje siguiente, donde el pontífice hace evidentemente alusión a los Visigodos, contra los cuales el clero católico conspiraba entonces, esperando el momento de lanzar contra ellos al nuevo converso: "Sed speramus in spem contra spem et Dominum collaudamus , qui eruit te de postestate tenebrarum et in tanto principe providit Ecclesiae, qui possit ean tueri, et contra occurrentes pestiferorum conatus galeam salutis induere."
(Sacrosancta Concilia, ed. Philip. Labbeo et Gabr. Cossartio, t. IV,
col. 1283, A.).
  En un bajorelieve que hace parte de los decorados del pórtico de San Saturnino de Toulouse, se ve una mujer sumergida hasta las caderas en una cuba y , junto a ella, San Saturnino y San Marcial
que la bautizan. Se lee en los lados y arriba del bajorelieve:  

Por el privilegio de la nueva ley
la hija del rey se cura
Con el bautizo la corrosiva lepra se va
"La mujer desnuda, medio sumergida en una cuba , dice el Sr. du Mège, no es la reina de Saba, sino más bien esta princesa, esta pretendida hija del rey Marcelo (otro personaje mítico), a quien San Saturnino diera el bautismo que en seguida curó milagrosamente de la lepra, es decir, sin duda, de la mancha de politeísmo" ("Historia general del Languedoc", addendas y notas del libro V, tomo I , pág. 399) [N.T: La mujer de la que se habla es probablemente la llamada "Austris" (de "autre", otra, por su condición "única", más dulce y querida por el pueblo que su padre ), hija del rey Marcelo, gobernador de Toulousse en el 245 D. C. Es, presumiblemente, la reina "pedauque" pie de oca o "patoja" de la que habla la leyenda en toda Francia, España e Italia; pero, por la cronología, no tiene nada que ver con francos ni godos, sino que sería muy anterior. Su  leyenda está narrada, en multitud de partes, una de ellas es la Gesta Tholosanorum de Nicolás Bertrand, p. 28] .
   Por lo demás esta costumbre de asimilar la idolatría, la herejía y
el pecado a la lepra, no ha terminado con la Edad Media: no
necesitamos más para probarlo que el título siguiente de un libro que apareció hace algunos años : "La Verdad y la Gracia, o la Lepra probada y la leprosería" ,"Journal de la Librairie", 1841, Nº 599) . 
  El error de Arius, que subsistió largo tiempo en el Norte de Europa (Aún tenía seguidores en Polonia en el siglo XVII. Véanse los "Viajes y observaciones del señor de la Boullaye-le-Goz, gentil-hombre angevino..., París , 1653; capítulo 44, pág. 485.
  El número de seguidores de Arius se mantuvo largo tiempo en España, como prueban los pasajes siguientes, tomados de obras de los siglos
XIV y XV:
  "
Asy fué por cierto que fueron vençidos
 los infantes moros , en esta sancta fiesta:
 pues ya bien paresçe é se manifiesta
 el noble infante de los escogidos
 que Dyos quiso ungir entre los nacidos
 por destruymiento de los Arrianos,
 é por que los nobles fieles christianos
 syentan que hiven por él defendidos.
"
(Alfonsso Alvares de Villasandyno. (Cancionero de Baena, Mtos. de la
Biblioteca real, folio 5, col. 2))
 "
Por ende, sey ledo humano;
 que sy bives, tu verás
 cosas con que gozarás,
 syn non eres arryano
", etc.
(Ibídem, folio 66, col. 2)
 "
Por ende el fondo arcano
 de la mi breve conçiençia,
 rruego a la suma potençia
 que non tarde, mas temprano,
 faga el mundo sofragano
 d'el , é de sus valedores,
 muy fuertes batalladores,
 porque abaxen los favores,
 del cruel pueblo arryano,
 falso metropolitano.
"
(Ibídem , fol. 92, col I.)
 "
Si aquesta dueña bolviendo su dança
 avre las puertas de Jano en troyano,
 bien creo syn duda que gran alegrança
 se seguirá al pueblo arryano
"
("Respuesta que fiso é ordenó miçer Francisco Inperial. (Ibídem, vol.
184, col. I))
[N.T: El cancionero de Baena es el primero conocido escrito en castellano, pero su temática, estilo y léxico son herederas de la lírica gallega y gallego-castellana, del provenzal de Cataluña y Sur de Francia  y del italiano. P. ej. Alfonso Alvarez Vilasandino pertenece a los autores de la lírica gallego-castellana que presentan, como se ve, numerosos galleguismos en su obra, porque al principio escribían en gallego-portugués, aún siendo castellanos muchos de ellos. Francisco Imperial tiene influencias del cancionero italiano.])
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no debió cesar ostensiblemente en el Sur hasta su supresión legal; por otro lado, en las mismas fechas y casi en los mismos lugares donde vimos que se establecieron los españoles, nació una herejía concerniente al misterio de la encarnación. Sus autores eran Elipando, obispo de Toledo, y Félix , obispo de Urgel; sus seguidores, algunos individuos refugiados y ocultos en los Pirineos ("Unum e duobus: aut in toto mundo est Ecclesia Christi supra petram fundata....aut etiam in Felice et suis paucis sectatoribus, quod, omnimo indignum est Christo Deo nostro, ut plures non habeat in ovili suo quam illos paucos, qui in montanis latitant cum Felice". " Epistola Albini magistri ad Elipantum Toletanum episcopum ("Beati Flacci Albini seu Alcuini abbatis...Opera..." Cura et studio Frobenii, etc. 1777, tomo I, vol. II, pág. 85, Nº VII). He aquí en que consistía : Cristo es hijo de Dios, sea considerado en su divinidad o en su humanidad. Los dos obispos españoles , hallando que eso sería establecer mucha igualdad entre ambas naturalezas, exigían una diferencia más marcada: que Cristo, en su divinidad, fue plena y enteramente hijo de Dios, lo admitían; pero añadían que, como hombre, no era más que su hijo adoptivo  [N.T: Promotor de esta herejía era Elipando, porque, viviendo en una zona con multitud de musulmanes y no pocos arrianos, como era en aquellos tiempos Toledo, probablemente quiso acercar las posturas del creyente católico con las del musulmán, diciendo que Cristo era hombre (acercándose a la postura musulmana y arriana) y como tal, hijo de Dios por adopción (una forma de acercamiento a la postura católica). Su mejor defensor y también ideólogo fue el obispo Félix de Urgel. A esta herejía se la llamó "adopcionismo" ]("Einhardi Annales de Francorum, sub anno 792" Recopilatorio de Historiadores de las Galias, t. V, p. 210, C; "Obras completas de Eginhard", t. I, pág: 218. - "Baronii Annales ecclesiast. anno  Christi 794, Nº5". - "Marcae Hispanicae Liber tertius", cap. XII, col. 268-272. - "Histoire ecclésiastique de l'abbé Fleury", lib. 44, nº 50 y siguientes; lib. 45, nº 9 y 13. - "Dissertatio historica de Haeresi Elipanti Archiepiscopi Toletaani, et Felicis, episcopi Orgelitani" vol. II, págs. 923-944. - "Histoire de Charlemagne", Gaillard, t. II, p. 82-84).   Como se ve era una desviación pequeña del dogma católico; sin embargo la nueva herejía conmocionó a toda la cristiandad. Se reunieron concilios en varios lugares, se establecieron controversias, y todo el mundo tomó parte, desde el oscuro monje hasta el mismo Carlomagno. El celo que éste desplegó contra los innovadores, aunado a la protección constante que los españoles refugiados obtuvieron de su parte, demuestra suficientemente que siguieron siendo extraños, en apariencia al menos, a la herejía de Félix; pero ello no implica que los vecinos de la frontera española no hubieran tomado consejo de su odio contra los nuevos establecidos para acusarlos, confundiendo adrede el error de Arius con el del obispo de Urgel, el pasado que no inspiraba muchos temores, con el presente que las leyes divinas y humanas condenaban a la persecución.



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