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Origen y etimología de los cagots, según el autor

 

   Las ordenanzas imperiales emitidas en favor de los emigrados españoles, aunque violadas poco después de su promulgación por los mismos que tenían interés en observarlas, les presentaban demasiadas ventajas como para que un gran número de otros refugiados de esta nación no se apresuraran a intercambiar el goce por la esclavitud en que los tenían los árabes; también se permite creer que pronto las provincias limítrofes de España rebosaron de cristianos, godos y españoles de origen, ávidos de participar en los privilegios otorgados por Carlomagno y su hijo. Al amparo de su cetro , los nuevos colonos no habían tardado en cambiar los eriales que les habían sido concedidos en campiñas risueñas y fértiles: la holgura, sino la riqueza, debió ser el fruto de este estado de cosas; pero no podía dejar de originar también violentos celos en el corazón de los habitantes de raza galo romana, arruinados, sea por el paso de los ejércitos de Carlomagno que se dirigían a la península (778-797), sea por los estragos de los sarracenos en el 793. Este sentimiento, mantenido por los mismos colonos y por el cuidado que probablemente pusieron en no aliarse aparte de su nación , debió despertar las viejas acusaciones llevadas contra sus antepasados. Los godos habían sido arrianos (Entre otros escritos , véanse , sobre la herejía de Arius, las conferencias que tuvo San Gregorio de Tours con Agila y Oppido, embajadores de Leovigildo, rey de España, relatadas en su Historia eclesiástica de los francos, libro V, cap. 44 y libro VI, cap.40) y a este título habían pasado por manchados de lepra ("Nuestra lengua estéril falla para narrar tantos milagros. El hijo de Chararico, rey de Galicia, estaba gravemente enfermo y se hallaba tan abatido que apenas tenía el aliento. Su padre, así como los habitantes de esa región, estaban  bajo el yugo de la maloliente herejía arriana y la lepra manchaba dicha región más que lo normal en dichas provincias. El rey , viendo a su hijo en los últimos extremos, dijo a los suyos: "Ese Martín de quien se dice brillar en las Galias por sus múltiples milagros, decidme, os lo ruego, de qué religión era?". Le respondieron:" De vivo mantuvo a sus fieles sumisos a la religión católica con pastoral esmero, asegurando que se debe venerar al Hijo, al Padre y al Espíritu Santo como iguales en esencia y en omnipotencia. Ahora que está en el cielo no deja de asistir a su pueblo con bondades continuamente". A lo que éste dijo: "Si es verdad lo que decís, que mis fieles amigos vayan a su templo, llevando numerosos presentes y , si consiguen la cura de mi hijo, me haré instruir de la fe católica y creeré lo que el creía ". Habiendo hecho apartar una cantidad de oro y plata con el  mismo peso que su hijo, la hizo llevar al venerable lugar donde se encuentra su tumba [N. T: Tours, Francia central, en pleno camino francés a Santiago ] . Sus emisarios al llegar hicieron su ofrenda rogando en la tumba del santo por la enfermedad, no obteniendo sin embargo la cura completa, porque la secta todavía residía en el corazón de su padre. A su regreso, los enviados relataron al rey la cantidad de milagros que habían visto en la tumba del santo y le dijeron:" Ignoramos por qué tu hijo no ha sido totalmente curado ". Por lo que el rey, comprendiendo que su hijo no sería curado totalmente hasta que él mismo hubiera confesado que el Cristo es igual a su Padre, hizo edificar en honor del bienaventurado Martín una iglesia de construcción admirable [N.T: Puede referirse a la iglesia contigua al mosteiro de Dumio, Braga (actualmente Portugal) y dedicada a San Martín , O a la catedral de Orense]  y , cuando ésta fue rematada dijo en resumen: " Si puedo obtener reliquias del hombre justo, creeré todas las relaciones de los obispos". Envió de nuevo algunos de los suyos con los más ricos presentes. Llegados al santo lugar pidieron las reliquias y , ofreciéndoseles lo que era costumbre dar [N.T: probablemente unos lienzos puestos previamente sobre el sepulcro] , dijeron: "Esto no es tal como lo pensamos, pedimos que se nos permita colocar nosotros mismos los objetos que trajimos sobre la tumba " . Entonces colocaron una pieza de seda que habían pesado previamente diciendo:" Si tenemos gracia ante este patrón tan vivamente solicitado, lo que hemos puesto sobre su tumba pesará más luego que antes; y lo que hemos venido a buscar en la fe será una bendición para nosotros". Luego de haber pasado toda una noche velándola y venida la mañana, pesaron la pieza que habían depositado; la gracia del santo era tanta que la libra de materia que habían depositado, puesta en el platillo, hizo que la flecha de la balanza se moviera todo lo que se podía permitir. Cuando llevaban triunfantes las reliquias, aquellos que en la población estaban detenidos en prisión entendieron los cantos de salmos y, admirando la dulzura de los mismos, preguntaron a que se debían a sus guardianes, que les dijeron: "llevan a Galicia reliquias de Martín , de ahí los cantos". Ellos entonces invocaron en plegarias a San Martín para que los viera y librara de las prisiones. Sus prisiones se rompieron y sus guardianes, asustados, emprendieron la huida, todos,...(los emisarios) llegaron rápidamente a Galicia. Por el mismo tiempo llegó, desde una lejana nación, un hombre llamado Martín [N.T: Posteriormente llamado "San Martín de Dumio", también a él se le atribuye convertir los suevos al catolicismo], obispo, que fue advertido divinamente. No creo en efecto que se pudiese hacer que este hombre saliera de su país precisamente el día en que las bienaventuradas reliquias  fueron trasladadas y que hubiese entrado en el puerto de Galicia en el mismo momento que dichos objetos preciosos sin la intervención de la divina Providencia. Las gentes del país recibieron las reliquias con extrema veneración y su fe se asentó por la vía de los milagros; porque el hijo del rey, que se había curado, vino, con buena presencia, a su encuentro. El bienaventurado Martín recibió el complemento supremo a la dignidad sacerdotal.  El rey, habiendo confesado la unidad del Padre del Hijo y del Espíritu Santo,fue bautizado junto con su corte. La lepra lívida [ N.T: En el original "leprae morbus". La traducción al castellano puede dar como resultado también "lepra de bubas/gálico" La traducción al gallego refiere directamente a una de las acepciones antiguas de la sífilis: "morbo gálico", con síntomas en la piel y deformaciones parecidos a los de la lepra ] fue extirpada de entre las gentes ; todos aquellos que la sufrían fueron curados y desde entonces hasta el día de hoy nadie ha vuelto a ser afligido por los síntomas de dicho mal... " . "S. Gregorii episc. Turonensis de Miraculis S. Martini", lib. I, cap. XI) [N.T: Todavía no está clara la misma intervención del rey Cariarico, suponiendo algunos historiadores que fue su primogénito Teodomiro (el hijo enfermo por quien se hizo la ofrenda en Tours según este pasaje, y ,posteriormente, su sucesor en el trono) quien se convirtió al catolicismo (Véase "La España Sagrada" del agustino Enrique Flores, año 1747, parte II, p.139 y la "Historia general de la iglesia desde la predicación de los apóstoles, hasta el pontificado de Gregorio XVI" del Barón Henrion, libro XX, pág. 155 de la traducción al español de 1852, para contrastar dos versiones diferentes ). Apartando esto, Galicia no fue arriana, era católica en su mayor parte y no pocos enfrentamientos hubo entre galaicos y suevos por la religión arriana de éstes últimos, hasta que, precisamente Cariarico, por temor de los visigodos, se alió con los galaicos y los integró en sus huestes, desistiendo de la imposición del culto arriano. En el siglo VI pervivían en Galicia el catolicismo, su derivado local del priscilianismo y multitud de tradiciones y creencias paganas mezcladas con la fe cristiana, como San Martín de Dumio relató en su "Correctione Rusticorum". Sin embargo, aparte de estos detalles, aquí lo que importa al autor es, nuevamente, la asociación que hacía la Iglesia de lepra con herejía y pecado o mancha moral.
    Hidacio habla de la propagación de una "pestilencia" a la llegada de los bárbaros a España. Esta enfermedad usualmente se ha interpretado como la peste por los historiadores posteriores a él, puesto que, en efecto, Hidacio añade que dejó a España cubierta de cadáveres, algo que realmente no hace la lepra, de transmisión mucho más difícil, de evolución mucho más lenta y con manifestaciones espectaculares en la piel que no habría pasado por alto ningún cronista que fuese testigo de ellas, como sería el caso de Hidacio. Además, la excelente descripción que hizo de la peste en Atenas Tucídides, mil años antes, no debía ser desconocida en absoluto para los autores de la época de Hidacio, asi que difícilmente se haya confundido éste al describir la enfermedad como peste en su "Chronicon". Quien si pudiera estar confundido al llamar "lepra" a la enfermedad que afligía a Galicia, es el cronista, Gregorio de Tours y, nuevamente, con probable influencia de la Ley Mosaica de la Biblia.
     Los movimientos de los bárbaros trajeron consigo la peste a Europa. La lepra podría haber tomado el mismo camino, pero hay que tener en cuenta que era usual confundirla con otras enfermedades: elefantiasis, psoriasis, vitiligo etc. E incluso, dado que las crónicas hablan de una milagrosa curación de leprosos en toda Galicia, no es de descartar que fuese una enfermedad muy diferente de las nombradas]) ; no hizo falta más para autorizar a los Aquitanos a creer y difundir el rumor de que los españoles domiciliados entre ellos habían heredado esta horrible enfermedad y en ello obedecían tal vez a un prejuicio popular formulado así luego: 

"hijo de leproso es leproso
 y del que tiene gota gotoso
"


("Lexique roman ou dictionnaire de la langue des troubadours"
de M. Raynouard T. III, pág. 486)



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