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Reportes sobre los cagots en el siglo XIX (2)

    En el curso del mismo año 1833 apareció en la "Revista de París" un artículo del Sr. Alexandre Teulet, titulado: "Los cagots". El Sr. Teulet refuta la opinión de quienes veían a los godos como ancestros de los cagots y la de quienes los creían descendientes de los sarracenos, da detalles sobre los caqueux de Bretaña y concluye, o más bien se excusa de concluir, en éstos términos:
"Hay que renunciar en lo sucesivo a encontrar la explicación de este enigma histórico, a menos que un descubrimiento feliz dé a luz documentos antiguos, ignorados a día de hoy. Por ahora, lo más juicioso es acogerse a los autores, que , no pudiendo decir lo que eran los cagots, se limitaron a decir lo que no eran. Hay que  concluir con ellos que los cagots y los cacous no eran ni monjes ni anacoretas ni leprosos, sino una cierta raza de hombres adictos al odio de otros hombres" etc.

    También en 1833 en la continuación del primer volumen de su "Historia de Francia" (
París, Hachette, 1833) el Sr. Michelet publica una disertación: "sobre los cagots, colliberts, caqueux, gésitains, etc."  El autor repite algo de lo que había sido dicho antes que él, sin aportar nada nuevo, incluso reproduce errores, en los cuales no hubiera caído si hubiera recurrido a los originales (dice, por ejemplo que a los cagots se les llamaba también pelluti y comati, ignorando que eran los cagots quienes llamaban a los aquitanos pellutas o velludos). Luego de repasar las diferentes teorías sobre los cagots, el sabio historiador concluye así:
"Además, quizás debamos admitir a la vez las diversas opiniones que reprodujimos, todos estos elementos entraron sin duda sucesivamente en estas razas malditas, sin duda los parias de Occidente"

     En el tomo primero de su "Francia pintoresca", aparecido en 1835, el Sr. Abel Hugo dice:

"como pertenecen a la familia semítica los Burrins de Ain, los chizerots del Saone y  Loira, los agotac o cascarotac de los Bajos Pirineos y algunas gentes de los Altos Alpes, que son casi con seguridad de origen sarraceno". Más adelante, en el tomo tercero, desarrolla esta afirmación de la manera siguiente:" Hallamos en el país vasco una raza de hombres que los habitantes consideran como descendientes de los sarracenos, que ellos designan con los nombres de " agotac" o "cascarotac" . Examinándolos de cerca , distinguimos en su fisonomía los caracteres un poco debilitados de la sangre africana; incluso conservan costumbres extranjeras. Aunque están establecidos en el país desde hace más de mil años y han abrazado el cristianismo, estos desgraciados son víctimas de los prejuicios más impíos".

    Si reabrimos el primer volumen en la página 295, encontraremos , sobre los caqueux, un sucinto artículo tomado casi textualmente de la curiosa obra de M. Habasque (
Nociones históricas, geográficas, estadísticas y agronómicas sobre el litoral del departamento de Côtes du Nord, Saint Brieue, 1832). El autor , en lugar de elegir una opinión de entre las que habían sido emitidas sobre estos desgraciados, se limita a informar que, según algunos escritores, descienden de los alanos, a los que los bretones habían reducido a la esclavitud, así como a hacer mención del desprecio y del desdén a los cuales siempre estuvieron expuestos en su país.

     Esta repugnancia hereditaria y todavía subsistente de los bretones hacia los caqueux adquiría, el mismo año, un testimonio más, que la patria y talento de su autor hacen digno remarcar. En un interesante artículo de una de nuestras mejores selecciones, el Sr. Souvestre se expresaba así: " Puede ser que el desprecio de las profesiones mecánicas venga de lo mucho que ellas fueron ejercidas, primitivamente, en Bretaña , por extranjeros, Bohemios y Judíos, a quienes se designaba con el nombre detestado de caqueux. Sea lo que fuere, el desprecio se enraizó fuertemente, manteniéndose por todas partes casi hasta nuestros días."

(Industria y comercio de la Bretaña, París, 1835)

    Otro bretón  , M. Aurélien de Courson, también hizo mención de los caqueux , en la obra que publicó en 1840 bajo el título: " Ensayo sobre la historia, la lengua y las instituciones de la Bretaña armoricana"; limitándose a repetir lo que ya era conocido, hace creer que sus investigaciones en los archivos de Bretaña no pudieron aportar ningún documento nuevo, relativo a estos desdichados. No obstante , parece tener algún conocimiento del libro del Sr. Manet (
Historia de la pequeña Bretaña , Saint Malo , 1834) que, como el Sr. Habasque, confunde a los caqueux con los leprosos y que cita, sobre los primeros, dos piezas de las que hablaremos luego.

     Más breve que sus tres compatriotas, el Sr. Théodore de la Villemarqué, dice unas palabras de los caqueux, pero sólo para confundirlos con los leprosos, de quienes hay que distinguirlos cuidadosamente; añade que :

" Los kakous son el tema de varias canciones populares"
( Barzas Breiz . Cantos populares de la Bretaña , París, 1839. Es justo hacer observar que la canción, cuyo texto y traducción da el Sr. Villemarqué, corresponde a un leproso confirmado: Eso es lo que nos llevó a no incluirlo en la colección de canciones y poemas relativos a los cagots al final de este libro)

    Hasta ese momento, nadie había tenido la idea de decir que los cagots descendiesen de los celtas; ella nació en la cabeza del Sr. Hasselt, autor del artículo consagrado a los primeros en la Gran Enciclopedia Alemana( Leipzig, 1825); artículo ( digámoslo de paso) lleno de los errores más burdos. Sin embargo pronto encontró respuesta en otro alemán, el Dr. Dieffenbach, que lo combatió en su " Ensayo de una historia genealógica de los Celtas "( Celtica, 1839 y 1840. La primera parte contiene un catálogo completo  y comparativo de las palabras célticas que nos dejaron los antiguos, la parte que trata de los cagots se halla en el tomo I página 86 donde se remite a Karl Hoffmann ), donde, con ser menos numerosos que en el caso anterior, no deja de cometerlos con respecto a los cagots.

    Finalmente, por la misma época que estudiamos la cuestión de la cual esperamos encontrar solución en nuestro libro, otro autor se ocupaba igualmente y presentaba en la Academia de Ciencias de París una nota que un periódico analizó en éstos términos:
 "
La Academia ha concluído  la lectura de una nota del Sr. Guyon sobre los cagots de los Pirineos, que no había podido ser leída en la penúltima sesión. Los cagots han sido confundidos, por algunos, con los cretinos, y este error fue una causa que el Sr. Guyon tuvo cuidado de indicar. Bien lejos están todos los cagots de ser cretinos, incluso, aquellos que moran en sitios sanos y bien aireados, son , en general, de una constitución robusta y de una talla superior a la media. Sin embargo, hasta en esos lugares, ellos fueron, desde tiempo inmemorial, y todavía son hoy, hasta cierto punto, objeto de desprecio para otros habitantes, que apenas tienen relaciones con ellos.
    Llegados a este país como extranjeros fugitivos, como herejes, encontraron poca benevolencia entre las poblaciones que estaban radicadas antes de ellos en eses cantones: Muchos tuvieron que establecerse en zonas que habían sido despreciadas como malsanas, en valles húmedos y favorables al desarrollo del bocio y consiguientemente del cretinismo. Los que se encontraban en esas condiciones no escaparon a su influencia, por lo que hubo entre ellos bocio y cretinismo. Esta puede ser la causa de la frecuencia del cretinismo entre las personas siempre sospechosas de herejía, a pesar de una conversión no totalmente voluntaria, de que los cretinos, cualquiera sea la raza a la que pertenezcan, no sean en los Pirineos, como tampoco en otras zonas de Europa, objeto de una tierna conmiseración.
    El Sr. Guyon cree haber encontrado entre los cagots un carácter físico distintivo, que consistiría en la ausencia del lóbulo de la oreja. El expresa, por otra parte, el pesar de no haber podido dedicar más tiempo al estudio de una raza que no tardará , probablemente, en extinguirse . En efecto, los prejuicios que existen contra los cagots, aunque todavía sean bastante marcados, tienden a borrarse , de modo que pronto no habrá nada que impida la mezcla con las poblaciones cercanas. Muchos de estos hombres emigran para América y el Sr. Guyon considera esta tendencia a viajar como una herencia recibida de sus ancestros; porque el autor comparte la opinión, ya sostenida por varios escritores, de que descienden de los godos.
"

    Luego de los autores cuya opinión acabamos de exponer, no tenemos más que mencionar respecto a los cagots del Mediodía y del Noroeste que lo que dijeron de ellos MM. Bernadau (Cuadro de Burdeos, enero 1810 ; El indicador Septiembre 1841), A. Abadie (Itinerario topográfico y reseña histórica de los Altos Pirineos, París 1819), Auguste Savagner ( Enciclopedia de la gente mundana, 1834), Chausenque ( Los Pirineos, o Los viajes pedestres en todas las regiones de estas montañas desde el Océano al Mediterráneo, París 1836), los doctores Esquirol ( Enfermedades mentales consideradas bajo los informes médicos, higienicos y medico legales, París, 1838) y Bertrand ( Viaje a las aguas de los Pirineos, Clermont-Ferrand, 1838), Roux Ferrand (Historia de los progresos de la civilización en Europa, desde la era cristiana hasta el siglo XIX, París, 1836), Reinaud (Invasiones de los sarracenos en Francia, París, 1836), Mazure ( Historia de Bearn y del País Vasco, Pau, 1839), Emilien Frossard ( Cuadro pintoresco de los Pirineos franceses , París, 1839), Loubens (Historia de la antigua provincia de Gascuña , Bigorra y Bearn, París, 1839) , O'Reilly (Ensayo sobre la historia de la ciudad y del distrito de Bazas, Bazas 1840) , Xavier Durrieu (capítulo del periódico los Tiempos, nº  del 2 de marzo de 1841, reproducido en El Eco francés del viernes 5 de marzo del mismo año), Phil. le Has ( Diccionario enciclopédico de Francia , París , 1841) , el Sr. N. Bouillet (Diccionario universal de historia y de geografía , París 1841), D. Teodoro Ochoa ( Diccionario geográfico histórico de Navarra, Pamplona 1842) , así como el Sr. barón Taylor ( Los Pirineos, París, 1842). Todos estos autores sólo hicieron cortos resúmenes, sin decir nada nuevo: Así nosotros nos contentaremos con indicarlos solamente.

     
Debemos, sin embargo, más al Sr. Reinaud, al que la especialidad de sus estudios da derecho a pronunciarse, aunque negativamente, sobre la cuestión que trata. Este sabio rechaza la opinión de los que relacionan las invasiones sarracenas con los cagots de Bigorra y de las comarcas vecinas de los Pirineos, cualificando la opinión de P. de Marca de insostenible. Tenemos gran confianza en la erudición del Sr. Reinaud; pero , en la circunstancia presente, querríamos verle aportar, en apoyo de su aserción, pruebas más sólidas que el nombre de "Christáas" o "Chrétiens", que se daba en otro tiempo a los cagots de los Pirineos.

     Los cagots no sirvieron solamente de tema para disertaciones históricas, sino que proporcionaron héroes a obras de ficción. El autor de " Corisande de Mauléon" la Sra. de Montpezat, imaginó una familia de estos desgraciados en Soule, para servir de nudo a una fábula interesante , cuyo fondo está tomado de Bearn. Hay también una novela titulada " El cagot, el nuevo bearnés" donde el autor, M. J. Badé , dió a conocer , independientemente de los documentos escritos, algunos detalles tomados de la tradición popular; fue publicado en Pau en el " Observador de los Pirineos" números del 30 de Septiembre y de 2, 4, 7, 9 , 14, 16, 21, 23 y 28 de Octubre, 1, 6, 11, y 18 de Noviembre, 4,9,13,23,y 27 de Diciembre de 1840 , 2, 8 y 10 de Enero de 1841. Finalmente en el primer tomo del " Mosaico del Sur" que se publica en Toulouse, apareció una novela titulada " El paria de los Pirineos", firmada por Z. V. El autor hizo preceder su fábula de una precisa reseña histórica sobre los cagots, a quienes parecía haber observado; les considera " como descendientes de las tribus guerreras que invadieron Germania, España y las Galias, formando un reino en el Mediodía, con Toulouse como capital". Va de la página 35 a la 38.

    En el tomo quinto de la " Revista de Bretaña" (Rennes , 1839), p. 225- 234 hay una pieza titulada " Las Montañas de Arez, los caqueux" firmada por E. D. V. El autor introduce a los caqueux en una novela sobre la Bretaña del siglo XIII, bajo Pierre de Dreux, dice Mauclerc,  y hace descender esta " especie de parias de la Edad Media" de " restos informes de una población invasora venida del Norte, cuando se despedazaba el imperio romano y los diques armados opuestos a este torrente desaparecieron, dejando su flujo esparcirse libremente por el vasto suelo del imperio"

    Pero la obra más interesante, en la que uno de los héroes principales es cagot, es " Andorra" , por Elie Berthet ( París, 1842). La escena transcurre en el año 1815 y el cagot que figura allí es un maestro de forja de Vic d'Essós , llamado Bernard Alric.

" Era, dice el novelista, un mocetón rubio , con formas atléticas, pero de tez muy pálida y ojos húmedos, que tenía cierta timidez de carácter. No era difícil reconocer en él a uno de los descendientes de los visigodos, cuya raza se conservó pura en los países Vascos, en mitad de las poblaciones indígenas, que , desde la Edad Media, les consagraron un odio mortal"

A este retrato, que se encuentra en la página 6, el Sr. Berthet añadió otros detalles que parece haber sacado de la obra de Ramond y que no enseñan nada más.

    También debemos colocar entre las novelas, un episodio donde figura un Gahet, que forma parte de un artículo de " La Gironda, revista de Burdeos" , titulado: "Instalación de Michel Montaigne, alcalde de Burdeos". Esta parte, anunciada como formando parte de un manuscrito que " era probablemente el diario inédito de un antiguo servidor del autor de los Ensayos" no es otra cosa que una imitación, ejecutada torpemente, y no tiene por todo nombre de editor más que la letra G. 




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