Buscar este blog

Estudios y reportes sobre los agotes hasta el siglo XVIII

DIVERSOS ESTUDIOS, REPORTES Y OPINIONES SOBRE LOS AGOTES 


Antes de nosotros, más de un escritor abordó la tarea que hemos emprendido. Pero, aparte de F. de Belle-Forest y P. de Marca, que hablaron de los Cagots de los Pirineos por experiencia propia, pero incidentalmente, y de Palassou, que no llevó lo bastante lejos sus investigaciones, todos los autores que trataron este tema reprodujeron solamente lo que se les había dicho, añadiendo a ello sus creencias inexactas. Un examen sucesivo de lo que se escribió respecto a los cagots, los agotes y capotes de los Pirineos y de Gascuña; de los gahets de La Guienne y los caqueux de  Bretaña, iluminará al lector a este respecto y le mostrará en que punto estaba la historia cuando la tomamos. Examinaremos lo que ha sido dicho de otras razas malditas al principio del capítulo dedicado a cada una de ellas.

  El primer autor que habló de los cagots fue el médico Laurent Joubert, que se expresó así al respecto de las manchas que veía sobre la piel de ciertos individuos:
 " Aunque afecciones parecidas, parecen más bien impurezas de la piel que enfermedades y que, según se dice, afectan no a la totalidad, sino a ciertas partes del cuerpo, hay hombres, vulgarmente llamados "cagots" o " leprosos blancos", que presentan una "leucé" (blancura como la producida por la lepra blanca o de los judíos) general. En efecto, su verdadera afección no es la elefantiasis propiamente dicha, que se define por un chancro de todo el cuerpo y que proviene únicamente de la bilis negra (atra bilis) , por secuela de la inflamación de todos los humores; no es lo que los griegos llaman lepra, que es una afección de la piel, ni el mélas, suerte de vitiligo. Es en la pituita que la cagotería tiene su fuente; todo lo indica: Blancura completa, casi de nieve, ausencia de todo prurito, superficie de todo el cuerpo igual y unida, e hinchazón de la cara. La única cosa que hace suponer que no gozan de buena salud es su mal aliento, lo que proviene de la facilidad con la que su pituita se corrompe. Esta afección no es contagiosa, como la lepra; incluso no se adquiere con las relaciones sexuales. Es exclusivamente hereditaria y se transmite a los hijos. En efecto , solamente el que ha nacido de padres cagots, sean padre y madre o solamente uno de ellos, descubre su capotería , es decir que queda afectado por una leucé general y natural; por lo menos esa es mi conjetura. Así es como los lagartos verdes crean lagartos verdes y los pólipos blancos nacen de los pólipos blancos. Esa es la razón por la que se les prohíbe casarse fuera de su casta, por temor de que esa afección, que se ha mantenido con fiera persistencia en cierta población, se extienda más. El primer origen de esta afección se remonta a individuos en principio afectados de un mal muy parecido al anasarca ( hidropesía o serosidad del tejido celular subcutáneo) y que provenía, o de la mala calidad de los alimentos , o de un desorden de las funciones digestivas: lo que dan a entender los ingeniosos razonamientos de Galien, libro III: "De las causas de los síntomas, cap. v."
(Laur. Jourberti.....de Facultatibus naturalibus...1563)

   Luego de Laurent Joubert, que probablemente nunca había visto a un cagot, vino el comingés [N.T: natural de Comminges, Sur de Francia] François de Belle-Forest, cuyas palabras textuales pongo aquí:
" No quiero olvidar que en el país de Bearn, en el de Bigorra y por casi toda la Gascuña, hay una clase de hombres, que los del país llaman, unos "capotes", otros "gahets", pero que todos en general detestan y rehúyen relacionarse con ellos, por tenerlos en opinión de ser leprosos. Incluso no se les permite acogerse dentro de las ciudades sino en suburbios y, aún allí, apartados de todos los demás: Aún en las iglesias, donde les hacen un recinto aparte para que no infecten a los demás. Son todos carpinteros y toneleros y no encontrarás uno que tenga oficio diferente. Hombres bellos, laboriosos y buenos artesanos, llevan en su cara y acciones el motivo que los hace dignos del rechazo en que se les tiene : Por bellos que sean, tanto ellos como sus mujeres, todos tienen mal aliento y, acercándoseles se siente ese mal olor saliendo de sus carnes, como si alguna maldición hereditaria pesara sobre esa raza miserable de hombres. En cuanto al origen de ellos, hay opiniones diversas: Unos dicen que es debido a la maldición de Eliseo a su siervo Giezi, asegurando que este género de hombres son descendientes de esa raza, a la cual la lepra de Naaman (según el dicho del profeta) debe seguir hasta el fin de los siglos; otros dicen que son reliquias de los godos restantes en Gascuña, pero está muy mal dicho porque la mayor parte de las grandes casas de Aquitania y España son descendientes de godos, los cuales, mucho tiempo antes de los sarracenos, habían recibido la religión católica, dejando el arrianismo. Otros dicen que los gahets o capotes son descendientes de los restos de los heréticos albigenses, excomulgados por censura apostólica y que esta lepra interior está así anidada y permanece a perpetuidad en signo de la desobediencia [N.T: A los albigenses se les llamó también "cátaros". De ahí que haya quien suponga que "cagot" es mezcla de "cátaro" y "godo"] . Cualesquiera sean las razones, lo que se puede decir de cierto es que  esta gente no es fiel adicta de las iglesias y no frecuenta los servicios divinos sino por interés: por lo que se les entierra aparte del resto de cristianos y casi sin ninguna solemnidad. Lo que es más, en donde quiera que esté, esta gente es pobre, vive al día siempre, es sierva de todos y no osa responder al menor pueblerino que le injurie . Si alguno es rico (lo que pasa raramente) no se ve que sus hijos hereden algo de su sustancia, si no son los muebles, que todo el mundo aborrece como la peste. Lo que me hace pensar que en verdad es esta raza giezita, y judeo cristiana por mando de algún príncipe, la que lleva la penitencia del pecado de su jefe; y me asombra que ninguno de los antiguos haya remarcado cosa tan señalada como la de ver por toda una gran provincia, que no haya un sitio , ni ciudad ni pueblo, sobre todo en Bearn y Bigorra, donde no haya una familia de estos carpinteros separada del grupo y sociedad de los otros ciudadanos; así como que la cosa esté tan extendida en silencio y que  modernamente ignoren la causa; estes hombres sin embargo, no tienen poco que ganar a la hora que sean recibidos entre los otros; tanto la mano de Dios los ha castigado y tan verdadera e infalible es su palabra. Dejo a personas de mejor espíritu que el mío, el secreto de estas cosas, me basta con haber escrito lo que he visto, que nadie, a día de hoy , ha puesto en evidencia"
 (Cosmografía del mundo, Munster, con ampliaciones de F. de Belleforest, 1575. Traducido por Paul Merula en 1605 e integrada en su "Cosmografía general" )

   Por la misma época, un extranjero que escribía sobre Francia un libro (Itinerarium Gallie ,1616), en el cual sus propias observaciones se mezclaban con las de sus antepasados, consagraba algunas líneas a los cagots. El autor, Just Zimerling, comienza por repetir el pasaje de Paul Merula, luego, pasando a lo personal, hace conocer los detalles que había observado en Toulouse , sobre el sujeto de un examen de cagots, y termina emitiendo la opinión de que son descendientes de los godos.

   Jean Darnal, letrado en el parlamento de Burdeos y jurado [N.T: Edil juramentado] de esa ciudad, se expresa así en su continuación de la "Crónique Bourdeloise" (año de 1555):
" Los señores jurados han tomado la disposición de que los Gahets que residen fuera de la ciudad por el lado de San Julián en un pequeño suburbio separado, no saldrán sin llevar una marca visible de paño rojo. Es ésta una especie de leprosos no totalmente formados, pero de los cuales la conversación no es honrada, que son carpinteros y buenos trabajadores, que ganan su vida con este arte en la ciudad y en otras partes."

   Poco tiempo después, otro magistrado de Burdeos, Florimond de Raemond, consejero del parlamento, hacía observar que :
 " Así como los leprosos de cuerpo son como  retraídos del mundo, así las lepras del alma los han separado de la iglesia". Añade:"Vemos en nuestra Guyenne  tener esta práctica con respecto a los que llaman comúnmente Cagots o Cangots: Raza que aunque cristiana y católica, no puede tener ningún comercio ni alianza con los otros cristianos, ni habitar sus pueblos, ni incluso asistir a misa con los otros católicos, teniendo un lugar separado en la iglesia. El pueblo, persuadido de esta opinión de que son infectos, cree que su aliento y su sudor son apestosos ( lo mismo que se dice de los judíos) y tiene por cierto que están manchados por una especie de lepra. De ahí el por qué están obligados en algunos lugares , como  en esta ciudad de Burdeos, a portar un paño rojo sobre el hombro para reconocerlos. Siempre pensé que este era un error popular y que esta lepra corporal imaginada proviene de aquella espiritual de sus padres: Porque muy aparentemente son los restos de los godos arrianos que fueron derrotados en nuestras fronteras, donde aún a día de hoy un campo lleva ese nombre y que los victoriosos dieron la vida a algunos miserables canallas que escaparon a la furia del combate, a la vez que los separaron en diversos lugares que fueron designados para su morada, en Guyenne y en otros sitios de Languedoc, luego de haber abjurado de su herejía. Es lo que leí de algún buen autor que se me escapa de la memoria. Y , tal como se permite a los judíos vivir entre cristianos, pero con el cargo de tener residencia aparte, así les prohibimos tener cualquier pretensión o comunicación familiar con los católicos; rigor que ha pasado de mano en mano a sus sucesores. Anteriormente vi un título de una de las tierras de la dama Corisande d'Andouins, condesa de Guissen, por el cual sus predecesores habían dado permiso a algunos de ellos para aliarse al resto de los cristianos, lo que testimonia que es una enfermedad del alma, no del cuerpo. Así, en algunos lugares, la costumbre del país les prohíbe portar armas, ni siquiera cuchillos si éstos no están sin punta. Para qué servirían estas prohibiciones si no es para marcar y testimoniar la sedición y rebelión , compañeras certeras de la herejía? Esto es muy posible, porque los médicos no están de acuerdo en que estos hombres estén manchados con ninguna enfermedad contagiosa. Lo han comprobado con las sangrías, en las que no se podía reconocer ningún calor extraordinario en su sangre, que se encontraría si tuviese alguna clase de lepra. De ordinario son fuertes, gallardos  y robustos como el resto de la gente. Que si esto fuese alguna clase de lepra, otros reinos no estarían exentos. Esta gente se encuentra solamente en Guyenne y Languedoc, donde se produjo esta gran derrota de los godos, en tiempos del rey Clovys, lo que me hace creer que son los restos de ese pueblo."
(El anticristo,capítulo XII, Por Florimond de Raemond, 1613)

El consejero añade que le confirma en su opinión  el nombre de "cagots" que dice ser una contracción de "cans gots",  que significa "perros godos" y acaba con unas consideraciones sobre los nombres de "chrestiens" y "gahets" , sobre las cuales tendremos que volver.

  El padre de la cirugía francesa( Ambroise Paré) , llevado por la tradición popular, sitúa a los cagots entre los leprosos; solo que, como los ve tan bellos y sanos en apariencia como el resto de los hombres, inventa una clase de leprosos, para ubicarlos , en lugar de examinar sin prejuicios el valor de los rumores difundidos por su cuenta. Vean sus palabras:
 " Además hay que entender que cuando los signos ( de la lepra) aparecen por fuera,  hace ya tiempo que se tiene internamente, porque afecta siempre más las partes interiores que exteriores: Algunos tienen la cara hermosa y la piel pulida y lisa, no mostrando ningún signo de lepra externamente, como el caso de los leprosos blancos, llamados "cagots", "capots" y "cachots", que se encuentran en la Baja Bretaña y en Guyenne, hasta Burdeos, donde les llaman "gahets", las caras de los cuales pocos síntomas muestran de su mal, si no es por ese ardor y calor extraño que sale de sus cuerpos, lo que por experiencia he visto: Cuantas veces uno de ellos tiene en su casa , por el espacio de una hora, una manzana fresca, pronto aparece seca y arrugada, como si hubiese estado ocho horas al sol. Los tales leprosos son blancos y bellos, casi como el resto de los hombres, etc."
(Obras de Ambroise Paré, consejero y primer cirujano del rey, París, 1607, libro 20 capítulo 11 "del pronóstico de la lepra")

   Guillaume Bouchet, que diez años más tarde reproducía los mismos detalles, nos enseña lo que tenía que decir con respecto a los cagots de Poitou:
"...Dejando lo particular para entrar en lo general: Tocando primero el país donde había más leprosos. Encontré que nuestro Poictou no está apenas manchado: a causa de la región que es templada; que si hay de estos leprosos blancos, llamados "cachots", "capots", "caquots", y "gabots" que tienen la cara hermosa; que si son leprosos, lo son internamente pues su lepra  está mucho tiempo antes internamente que en su cara: Porque la lepra se manifiesta siempre y sobre todo antes en las partes interiores que en las exteriores" ("Troisisésme livre des Serees de Guillaume Bouchet", [N.T: Serees o  "soirées", veladas o  conversaciones de sobremesa (según aclara el mismo autor)],  París , 1597, pág. 485).

   Algunas páginas más adelante el narrador prosigue en estos términos:
 "...Dejando la lepra en particular, se ponen a disputar si los capots de Gascuña son verdaderamente leprosos; pero no llegando a ninguna conclusión, no los guardo en la memoria"
(Ibídem, pág. 521).

   Este pasaje , realmente curioso, prueba resplandecientemente que, al mismo tiempo que los parlamentos y las asambleas legislativas, trataban a los cagots poco menos que como a los leprosos, a finales del siglo XVI, había dudas de que lo fuesen, y que era imposible a un sabio, como era Bouchet, disertar sobre este sujeto más ampliamente que lo había hecho Belleforest , cuyo libro no podía dejar de conocer.

   Más avisado que Paré y Bouchet, un cirujano contemporáneo, que había tenido más de una ocasión de examinar a los leprosos, declara en estos términos que los cappots o cagots no son verdaderos leprosos:
 "Arnobius...dice, que la lepra del antiguo testamento y aquella que nuestro señor Jesucristo curaba mientras convertía a los hombres no es otra que el vitiligo blanco, que los judíos llaman "lepra", "barrat" y "albarrat", los árabes "guada" o "alguada" [N.T: En castellano albarazo], de donde procede el error de algunos, según creo, que, viendo las personas afectadas de esta lepra blanca (que algunos consideran que es la verdadera capotería) descrita en estos lugares del viejo testamento, los llaman "leprosos blancos", "cappots", "cagots" o "cangots". Siempre  discriminados, como será fácil juzgar observando, entre otros libros, y pasajes, el que el señor Augier Ferrier (Médico de esta villa y gran Alpheste [N.T: investigador ] ) escribió  en su república.

(Examen des elephantiques ou Lepreux..etc. por G. des Innocens, cirujano, natural y habitante de Tolosa, Lyon, 1595)

   Más aún , el mismo cirujano tratando de los signos unívocos de la lepra, declara que los cagots tienen todos el aliento maloliente:
" Este hedor del aliento (dice él) es común a los capotes como la marca que los hace diferentes de los que están sanos, la cual procede de la pituita, que es abundante en ellos, que se pudre y altera fácilmente: De donde procede el olor apestoso de estos leprosos (impropiamente) blancos, según el maestro Joubert"

   Poco tiempo después, pero a gran distancia de los Pirineos, un autor italiano hablaba así de los cagots,seguramente dando fe a los cosmógrafos que le habían precedido:
" Por todo el país se encuentran una suerte de hombres llamados capots, que no tienen otros oficios que los de leñadores o toneleros , que son pobres y miserables. Su trato es rehuído por los demás, no habitando en las villas sino en los suburbios y aparte, como entre nosotros los bohemios y los judíos. Pienso que son restos de los albigenses."
(Le relatione universali, di Giovanni Botero Benese. Venecia ,1599)

   Luego del libro de Botero, la primera obra que encontramos en nuestro camino es la relación de dos jesuitas en misión en Bearn. Ellos vieron a los cagots, y hablaron en estos términos, en una carta enviada al general de su orden:
 " Los cagots (cascigothi) de Bearn, restos de los antiguos godos, están separados, por los barrios que habitan y por sus moradas, del conjunto de los nativos, con los cuales no tienen ningún trato y que temen deshonrarse si se casan con ellos. Antaño ellos impusieron a los bearneses la más dura servidumbre y fue en recompensa a los largos y valientes esfuerzos que ella hizo para sacudírsela, que la nobleza obtuvo en otro tiempo la mayor y mejor parte de los bienes de la Iglesia, dejándole a los curas solamente el derecho de tomar el diezmo para su subsistencia: Lo que hace que, aún hoy en día, los nobles se dejen dar el título de abades. La memoria de la dominación cruel de los godos no se encuentra solamente en documentos antiguos, sino que se ve todavía hoy, en el corazón de los bearneses, viéndose allí una innata inclinación a la independencia, aunque yendo más allá de una justa libertad, aquellos de entre ellos que llegan al gobierno de su país, bajo el pretexto de no dejar perder sus derechos, atacan tiránicamente el derecho de los otros."
("Litterae Societatis Jesu annorum duorum, 1613 et 1614 etc." [N.T: Las fechas apenas son reconocibles] , Lyon 1619; págs. 518, 519)

   Uno de estos jesuitas, que se encontraba en 1619 en la capital de Aragón, encontró allí a un navarro, al cual comunicó sus conocimientos sobre los cagots,  mostrándolo éste en un tratado impreso en Zaragoza en 1621, convertido en rareza (Derecho de Naturaleza que los Naturales de la Merindad de Saint Jean Pied de Port tienen en los reinos de la corona de Castilla. Por D. Martín de Vizcay  Presbytero: Juan de Lanaja y Quartanet. Çaragoça, Año 1621). El autor de este libro era un eclesiástico de Saint Jean Pied de Port. Expone y prueba como mejor puede, en dos largos capítulos, su opinión sobre el origen de los agotes. Éstos, dice él, no descienden en absoluto de los Albigenses, como había dicho Juan Botero en su descripción de Bearn, sino más bien de los godos. Hacia el año 412, una parte de éste último pueblo se introdujo en Aquitania y Vasconia, ejerciendo allí tantas crueldades, que los antiguos habitantes del país se alzaron, uniendo sus fuerzas y, guiados por los nobles,dieron caza y destruyeron a los godos, quedando de ellos solamente algunos miserables, poco de temer. Estos miserables, según el autor, fueron los primeros agotes y él asegura que tal es la tradición de Bearn y de la Baja Navarra. He aquí lo que dice Martin de Vizcaya de la manera en que son tratados en su tiempo los agotes:
" No les es permitido en absoluto mezclarse con los aldeanos; habitan miserables chozas separadas de los demás; se les considera como pestíferos. No son admitidos en los empleos públicos, jamás se les permite sentarse a la misma mesa que los naturales del país. Beber de un vaso que hayan tocado con sus labios, se considera como beber veneno. En la iglesia no pueden entrar más allá de la pila bautismal. No van jamás a la ofrenda, cerca del altar, tal como hacen los fieles; sino que, luego del ofertorio, el sacerdote va a la puerta de la iglesia, donde están ellos, y allí hacen su ofrenda. No se les da jamás la paz en la misa, o, si se les da, es con un porta-paz diferente, o con el revés del porta-paz ordinario. Las alianzas matrimoniales con ellos se consideran infamia y jamás se han visto semejantes uniones. Recuerdo (añade D. Martin), desde mi infancia, que se les había prohibido toda clase de armas, a excepción de un cuchillo sin punta; como si se temiese que quisiesen adueñarse de nuevo del país. El furor y la rabia contra esta pobre gente llegaron a tal punto , que se les atribuyeron defectos naturales que, evidentemente, ellos no tienen: Se dice, por ejemplo, que todos tienen un aliento apestoso, que no tienen necesidad de sonarse, que están sujetos a un flujo de sangre y semen continuo, que nacen con una larga cola, y otras cosas tan visiblemente falsas y absurdas, pero que no dejan de difundirse, por medio de la tradición, entre nosotros."

   El autor dice además lo que piensa con respecto a este injusto trato, tomándose la molestia de demostrar, en veinte páginas, sea por medio de las Santas Escrituras, o por testimonio de la antigüedad, que esta conducta no es conforme, ni con la razón, ni con nuestra santa religión.

   Al comienzo del siglo XVII también, el sabio André du Chesne hablaba así de los cagots, en una obra que el abad Ladvocat quería suprimir del catálogo de sus escritos (hay lugar para creer que esta obra no era de él, porque era demasiado hábil como para hacer tal libro):
 " No quiero olvidar, finalizando este capítulo.. que en este país como en el de Bearn, y en muchos lugares de Gascuña, habita una suerte de hombres llamados vulgarmente capots o gahets, que todos rehuyen y detestan como leprosos, que tienen el aliento muy hediondo, todos carpinteros y toneleros, verdaderas reliquias de la raza de Giezi , o ,como dicen algunos,  de los albigenses herejes. Donde quiera, están separados de los demás habitantes y moradas durante su vida y en los cementerios luego de morir."
("Les Antiquitez et Recherches des villes, chasteaux, et places plus remarquables de toute la France", París, 1629)


   La opinión que daba a los cagots los judíos por ancestros, no era más que una creencia popular nacida de una mala aplicación de un versículo de la Santa Escritura, cuando un sabio, adoptando ese origen , juntó a ello una demostración sacada de la filología. Según François Bosquet ( Innocentii tertii pontificis maximi Epistolarum Libri quatuor, Tolosa, 1635), los capots habrían tomado su nombre del latín "capus", que significa para los autores de la Edad Media, como Théodulphe d'Orleans, un prelado, "a capiendo"; de donde él considera que los capitulares de Carlos el Calvo le dieron el nombre de "capi" a los judíos, a causa de las usuras y rapiñas que ejercían: Significado que se trasladaría al mote de "gahet" en gascón. Ésta explicación es ingeniosa , pero peca de base y P. de Marca, en el último parágrafo de un capítulo que reproduciremos más tarde, no tuvo dificultades en señalar la falsedad de una de las pruebas que Bosquet aportó en favor de su opinión.

   Pocos años después, Oihenart escribía, en su curiosa obra sobre el País Vasco y Gascuña, este pasaje que ha sido citado a menudo, y que, por ello , amerita ser trasladado por entero:
 " En cuanto a lo que reportan Belleforest y Merula de esta raza de hombres que los gascones llaman "cagots" unos, otros "capots", los bordeleses "gahets" y los vascos y navarros "agotes", es de saber que son tenidos por infectados de lepra y contagiosos para los demás, que tienen en sus figuras y hechos alguna cosa que atrae sobre ellos el odio y el desprecio y que todos tienen el aliento apestoso. No sabría confirmarlo , pero creo que esta opinión está basada en prejuicios populares más que en hechos. No niego sin embargo que están expuestos al desprecio público, a tal punto que, en su propia patria , son tenidos por extranjeros, no se les admite en las funciones públicas, ni en los honores y , finalmente, no pueden gozar de las cosas comunes a los habitantes de la misma calle o del mismo pueblo. No sólo se les prohíbe todo matrimonio y comercio con los naturales, sino que además, un fallo del parlamento de Burdeos les prohíbe categóricamente , bajo pena de ser apaleados, aparecer en público descalzos y sin un paño rojo atado a su vestimenta en lugar aparente. En la mayor parte de los municipios tienen sus domicilios en lugares alejados de todo habitante. Hasta en las iglesias tienen lugar y pila bautismal aparte. Además se los confina a oficios viles y llevan una vida miserable y abyecta. Hay antiguos documentos donde aparecen con el nombre de "cristianos" y el uso de dicho nombre no está perdido aún. Ellos, por su parte nos llaman "pellutas" [aquí Oihenart transporta materialmente al latín un mote vasco. "Peloutac", si hay que creer a M. Larrégorry, maestro de escuela en Larceveau, es el nombre que dan los agotes al resto de la población:"Ellos (según me escribía José Matias Elizalde, viejo superior de los Prémontrés d'Urdax, a propósito de los agotes) llaman "perlutas" a los que no son de su raza" . Otra persona, natural del valle de Baztan, y que desconocía el texto de Oihenart , me decía que en su juventud, cada vez que encontraba un agote, le gritaba: "Agote, agote!" A lo que éste respondía: "Perluta, perluta!" No pude encontrar esta palabra en los diccionarioses decir, peludos , de donde se conjeturó, bastante ingeniosamente, que son restos de los godos, en otros tiempos dueños de Aquitania, que la repugnancia tan marcada de los gascones hacia estos miserables , proviene de su viejo odio hacia los godos, sus eternos enemigos; que el nombre de "cristianos" les fue dado por hombres todavía ajenos a la fe cristiana y que así quedó hasta nuestros días adherido a estas heces de los godos; finalmente que el nombre de "pellutas" o de cabelludos puede deberse al antiguo hábito que tenían los aquitanos de dejarse crecer la cabellera."
("Notitia utriusque Vasconia", Arnaldo Oihenart Mauleosolensi, París, 1637)

   Seis años más tarde , un historiador eclesiástico, hablando de los elementos extranjeros que los eventos políticos habían llevado a la población de Aquitania, expresa la convicción que tiene de que los cagots descienden de los godos:
" La segunda mezcla , dice él, fue hecha en tiempo del emperador Honorio, que entregó el país a los godos, que se hicieron dueños de la provincia, es más que creíble que se mezclaran con los naturales del país. Sin embargo es de presumir que la mezcla fue poca, a causa del odio que hay entre ellos, el cual se incrementaba porque los godos, que eran arrianos, persiguieron a los aquitanos, que eran católicos, por cuya persecución fueron abatidos por Clovis en toda Aquitania; que si quedaron algunos no eran más que unos pocos que quedan aún hoy en Gascuña bajo el vil y abyecto nombre de "capots" , sin mezclarse por matrimonio ni con los más pobres del país."
("Historia sagrada de Aquitania", Jean Baiole de la compañía de Jesús)

   La cuestión estaba en ese punto, cuando Pierre de Marca intentó darle otra solución. Con este fin , hizo nuevas pesquisas, que debemos agradecer, y su conclusión fue que los cagots de los Pirineos y Gascuña , los únicos que conoció, descendían de los sarracenos:
"(I) Estoy obligado a examinar aquí la opinión vulgar que prevalece en los espíritus de algunos y que incluso está publicada por Belleforest, tocante a la condición de las personas habituales en Bearn y otros sitios de Gascuña, que reciben el nombre de cagots o capots, a saber, que ellos son descendientes de visigodos, que permanecieron en ciertos sitios luego de su derrota general. Este problema no puede ser resuelto a satisfacción sin presentar el estado de estos miserables, que son tenidos y marcados por personas leprosas e infectas, a los cuales, por artículo expreso de la costumbre de Bearn y por el uso de las provincias vecinas, se les prohíbe severamente la conversación normal con el resto de la gente: De tal manera que incluso en las iglesias tienen una puerta separada para entrar y sus hogares familiares están en las afueras de villas y poblados, donde tienen pequeñas casas, haciendo ordinariamente de carpinteros y no pudiendo portar otras armas ni herramientas que las que son propias de su trabajo. Soportan una infamia de hecho, aunque no enteramente de derecho, siéndoles posible ser oídos en testimonio, aunque, según el antiguo fuero de Bearn, se necesitan siete personas de esta condición para deponer el testimonio de un hombre ordinario. Se cree pues que el nombre de cagots se les ha puesto , como si se quisiera decir "caas goths", es decir "perros godos", quedándoseles este reproche, así como el de leprosos, por el odio al arrianismo que los godos habían profesado y los rigores que ejercieron en estas comarcas; además de creerse que luego, como pena de su servidumbre, se les impuso trabajar la madera, como se le hizo a los Gabaonitas.
(II) Pero no puedo gustar de este pensamiento, que no toma su fundamento más que de la coincidencia del nombre "cagot" con el de su supuesto origen; tanto más cuanto que esta denominación no es propia de estas pobres gentes, sino que se le ha dado a otras, además de que no se encuentra escrita más que en la nueva costumbre de Bearn, reformada el año 1551. Mientras que en los viejos fueros escritos a mano, de donde este artículo fue transcrito, llevan formalmente el nombre de "chrestiaas" o de " chrestiens" y de ahí que el lugar de las parroquias donde habitan se llame vulgarmente "barrio de los chrestiens" , como también se les da ordinariamente en los discursos familiares el nombre de "chrestiens" en vez de cagots. En la memoria de los estados, de Pau, en el año de 1460, son llamados "chrestiens" y "gezitains". En Baja Navarra , Bigorra, Armaignac, Marsan y Chalosse, se les dan los nombres diversos de "capots", "gahets", "gezits", "gezitains" y "chrestiens": Donde también se les rechazó del comercio ordinario y de la conversación familiar, por estar connotados de leprosos. Esta connotación era tan fuerte en Bearn en 1460, que los estados demandaron a Gastón de Bearn, príncipe de Navarra, que se les prohibiera andar con los pies desnudos por las calles, por temor a la infección, y que fuese permitido, en caso de contravención , perforarles los pies con un hierro; además de que, para distinguirlos de otros hombres, se les ordenase que llevaran en su ropa la marca de un pie de oca o pato, que habían abandonado. Este artículo, sin embargo no fue repuesto, lo que hace ver que el consejo del príncipe no se adhería totalmente a la animosidad de los estados, y que no estimaba que estas gentes fueran realmente leprosas, más aún porque si ellos hubieran estado persuadidos de esta opinión , no habría dificultad en prohibir a estos miserables el andar con los pies desnudos por la calle, como hizo Mahavia , Califa de Damasco, con los leprosos de su reino, tal como se dice en la crónica de Abraham Zacuth. Concluyo de lo escrito arriba, que las diversas denominaciones de chrestiens y de gezitains , la connotación de leprosos y la marca de pie de oca, no se pueden asociar con el origen de los godos, que son de extracción ilustre, alejados de infección y, según Salvian, profesantes del cristianismo aunque arrianos. Es necesario cambiar de conjetura y buscar una que permita encajar todas las piezas.
(III) Creo pues, que ellos descienden de los sarracenos que quedaron en Gascuña luego que Carlos Martel hubo deshecho el ejército de Abderramán, que, en su paso, había ocupado las vecindades de los Pirineos y toda la provincia de Aux, como escribió formalmente Rodrigo de Toledo en su historia Arábiga. Se les perdonó la vida a cambio de su conversión a la religión cristiana, de donde se les puso el sobrenombre de "chrestiens", conservando enteramente en sus personas todo el odio a la nación sarracena, de donde viene el sobrenombre de "gezitains", el convencimiento de que son leprosos y la marca de pie de pato. Para comprender bien esto hay que asumir que el asiento del imperio de los sarracenos se estableció en Damasco, Siria, como se enseña en la historia griega de Zonare, la historia Arábiga de Erpennius y la española, escrita por Isidoro de Badajoz hace novecientos años. Como África había sido conquistada por los comandantes del califa de Damasco, España fue la continuación de sus victorias y este ejército mahometano, que el general sarraceno Abderramán hizo penetrar desde España en las Galias, marchaba bajo los auspicios del rey de Siria. Luego, tal como los médicos observan, hay países sujetos a ciertas enfermedades con preponderancia sobre otras y las provincias de Siria y Judea están sujetas a la lepra, como observó el antiguo médico Aecio y Filón, el judío, que de ahí toma una razón de buen gobierno para la prohibición de comer carne de cerdo a los judíos. La prueba de esta infección para los sirios se halla en la historia de Naaman de Siria , que fue curado de su lepra por Eliseo, mientras Giezi fue tomado de ella por su avaricia. De ahí que los antiguos gascones, aunque perdonasen la vida a los sarracenos que abrazasen la religión cristiana, conservaron, sin embargo, la opinión de que eran leprosos , como los de Siria, que están sujetos a esta infección; además de que, para justificar el animoso sentimiento de odio público usaban la lepra de Giezi, de donde viene la denominación de "gezits"o "gezitanos".
(IV) Siempre les han reprochado su mal olor y hediondez, no sólo por odio a su tiranía, como los italianos dieron esa mala reputación a los Lombardos, tal como se ve en la epístola enviada a Carlomagno por el papa Estienne, que, para divertirlo del matrimonio con Berta, hija de Didier, rey de los Lombardos, le representó el mal olor y la infección que acompañaba ordinariamente la raza de los Lombardos; sino porque siempre se observó por experiencia que los sarracenos huelen mal, con un olor pestilente que sale de sus cuerpos. Lo que es verdad es que ellos consideran que este maligno olor no puede ser quitado más que por el bautismo cristiano, para cuyo efecto estos agarenos o sarracenos presentan sus infantes ,según su antigua costumbre, tal como testimonia el patriarca Lucas en su sentencia sinódica, así como Balsamon en el canon XIX del concilio de Sárdica. Esta costumbre la continuaron los turcos hasta el día de hoy. También Burchard en la descripción de la Tierra Santa, certifica que los pestilentes Sarracenos acostumbraban en su tiempo, es decir hace 600 años, a lavarse en cierta fuente de Egipto, donde la tradición enseña que nuestra señora lavó su pequeño hijo, nuestro gran maestro. Por el beneficio de este lavado pierden el maligno olor que es como hereditario para ellos, como dice Burchard. A lo que yo añadiré lo que dice Brouverus de los judíos, que también fueron difamados antiguamente por  exhalar un olor apestoso, que Fortunato dice que se quitó con el santo bautismo que el Obispo Avitus les diera. Están acusados además de procurar el remedio mediante la sangre de niños cristianos que matan en Viernes Santo para tomar su sangre mezclada con sus ácimos, como practicaron en la persona del pequeño Simeon en la villa de Trento en 1475, según reporte de Jean Mathias, y antes, en la ciudad de Fulde, en tiempo del emperador Federico, el año 1226.

[N.T: La creencia de que había judíos que usaban la sangre de niños cristianos en sus ritos y para sus "ácimos", estaba extendida por varios países de Europa. De hecho, en España originó un proceso conocido como el del "Santo niño de La Guardia", en el que fueron condenados, sin prueba alguna, varios judíos y conversos a la hoguera en 1491 en Ávila. Este proceso dió lugar al clima social que propició el decreto de expulsión de los judíos de España pocos meses después]

(V) Habiendo buscado el origen de la imputación de leprosos y mal olientes de los gezitanos y cagots  en la raza de los sarracenos, debemos derivar de la misma fuente la marca del pie de ganso o de pato que estaban obligados a llevar antiguamente ( aunque hoy día su uso esté abolido); cuando, por fallo dado contradictoriamente  en el parlamento de Burdeos , les fue ordenado a los cagots de Soule llevar la marca del pie de pato o ganso. Porque, como el mejor y más saludable remedio que se propuso en el Corán para purgar los pecados era lavar todo el cuerpo o una de sus partes, lo que los mahometanos hacen siete veces, o por lo menos tres veces al día, no se podría conservar la memoria de la superstición sarracena de forma más expresa que por el pie de ganso, que es un animal que se complace en nadar ordinariamente en las aguas. Sin embargo en Cataluña la marca de un sarraceno es llevar los cabellos rapados y cortados en redondo, so pena de pagar cinco soles, o diez golpes de vara en la calle, según la ordenanza de los estados tenida en Lérida en 1301.
(VI) Resta por explicar la denominación de "cagots", la cual, además de ser usual en Bearn, también se usa en el resto de Gascuña, con el nombre de "capots", e incluso en la Alta Navarra, donde estas gentes se llaman "agotes" o "cagotes". Sobre ello no tengo nada más verosímil que proponer que se les da este nombre para burlarse de la vanidad de los sarracenos que habían sobrepasado las Españas, vanagloriándose entre sus cualidades, de haber vencido a los godos, como hizo Alboacén, el rey moro de Coimbra nieto de Tariq en su edicto, que está en el monasterio de Lorban [N.T: Mosteiro de Lorvão, Concello de Penacova, Coimbra]en Portugal, el cual edicto, Sandoval mostró en sus "Notas sobre Sampyro". Pretendiendo pues, desmontar su jactancia llamándoles perros o cazadores de los godos, por un significado activo. Del mismo modo que Cicerón llamó perros a los descarados que servían a las intenciones de Verrés, para liberar Sicilia. Si no se quiere creer que es un antiguo término de menosprecio nacido del convicio de "Concagatus" que se menciona en la Ley Sálica. Lo que puede confirmarse de que aquellos que quieren menospreciar a estas gentes o injuriar a cualquier otra persona, emplean el nombre de "cagot" como un convicio bastante atroz. 
(VII) Para finalizar mi conjetura, tocante a la ascendencia de los cagots, y la prohibición que se les hace de mezclarse en conversación con el resto de la gente; pienso que además de la opinión de leprosos, que siempre les fue imputada, el estado de cosas que se dió al comienzo de su conversión, puede haber dado lugar a la costumbre que se mantuvo después, de descartarlos de las relaciones ordinarias con el resto de los hombres; particularmente en lo que mira a las comidas , que nuestros paisanos nunca quieren hacer en común con ellos. Porque como ellos debían ser instruidos en la fe cristiana, antes de recibir el bautismo, y pasar por el grado de catecúmenos , durante uno o dos años, a discrección de los obispos; ello hizo también que fueran tratados como catecúmenos en lo que mira a la relación con otros cristianos, que está severamente prohibida a los catecúmenos, como vemos en el capítulo V. del Concilio de Mayence, tenido bajo Carlomagno, en estos términos:<< Los catecúmenos no deben en absoluto comer con los bautizados ni besarlos, menos aún los gentiles o paganos >>. Esto, que fue hecho al comienzo por ceremonia eclesiástica, de descartar a los sarracenos, nuevos catecúmenos, de las relaciones de comensales y de los besos con los otros cristianos, se convirtió en costumbre a causa del odio de la nación, acompañado de la suposición de leprosos; aumentando con el paso del tiempo a medida que se olvidó el verdadero origen de su separación. Porque, a decir verdad, esta pobre gente no está manchada de lepra en absoluto, como los más sabios médicos atestiguan, entre otros el señor de Nogués, médico del rey y del país de Bearn, muy recomendable por su doctrina y por otras buenas cualidades que tenía, el cual, luego de haber examinado su sangre, la encontró buena y saludable y consideró que la constitución de sus cuerpos, que era ordinariamente fuerte , vigorosa y plena de salud, ameritaba concederles su certificado a fin de que se pudiesen presentar ante el rey , para descargarlos de la mancha de la infamia, porque era la única enfermedad que les podría hacer justamente odiosos al pueblo.
(VIII) Esta aversión no solamente la hay en Gascuña; sino también en la Alta Navarra, donde los clérigos dificultaban el oirlos en confesión y administrarles los sacramentos el año de 1514. De manera que ellos recurrieron al papa León X, el cual ordenó a los eclesiásticos admitirlos en los sacramentos, como a los otros fieles. La exposición de su requerimiento deja ver, para estos agotes o chrestiens (porque así es como se les llama), un origen totalmente nuevo, diciendo que sus antepasados profesaban en la herejía de los albigenses, en odio de la cual, aunque la hubiesen abandonado, estaban cargados de infamia, que pasó a sus descendientes. Pero en esta petición hay algo sorprendente, porque los cagots son más antiguos que los albigenses. Porque éstos empezaron a aparecer por Languedoc alrededor del año 1180, siendo sometidos en 1215, mientras que los cagots se les conoce por el nombre de "chrestien" desde el año mil, como se observa en el cartulario de la abadía de Luc y en el viejo Fuero de Navarra que fue compilado en tiempo del rey Sancho Ramírez cerca del año 1074 donde se hace mención de esta gente con el nombre de "gaffos", de donde vino el de los gahets de Gascuña, poniéndolos como leprosos y tratándolos con el mismo rigor que en el Fuero de Bearn
."


(Historia de Bearn por M. Pierre de Marca 1640)


Índice