Los ingleses entraron en España a finales de 1808. Trece mil soldados a las órdenes del general David Baird, habían desembarcado en A Coruña, el 14 de Octubre y habían avanzado por Lugo, hasta Astorga. Otro ejército de veintiun mil soldados, a las órdenes del general Moore, comandante en jefe de todas las fuerzas británicas, había dejado Lisboa el 27 de ese mes. Llegó a Extremadura y las Castillas por los caminos de Almeida, Ciudad Rodrigo, Alcántara y Mérida. Las divisiones que iban por Mérida, habían, el 22 de Noviembre, llegado hasta El Escorial. Todos los ejércitos ingleses en la península debían reunirse en Salamanca y Valladolid, para reforzar el ejército español del centro ante Burgos. Cuando ese ejército fue dispersado, así como el del general Blake en Asturias, el general D. Baird se retiró de Astorga a Villafranca y más tarde, cuando los franceses marchaban contra Madrid luego de los hechos de Tudela, el general Moore mandó regresar el cuerpo inglés que había llegado al Escorial y concentró su ejército en las cercanías de Salamanca. Los ejércitos ingleses en España permanecieron cerca de un mes en Villafranca y Salamanca, indecisos sobre que hacer, no podían ponerse delante contra las inmensas fuerzas de los franceses, ni retirarse, por temor de desmoralizar a los españoles y abatir el espíritu nacional, que todavía existía a pesar de los mayores desastres.
Hubo un momentáneo desentendimiento entre ingleses y españoles, que nació de la desunión de sus operaciones militares. Los españoles, olvidando que los ingleses no eran más que auxiliares en su guerra, les reprochaban primero por la lentitud de sus movimientos y luego por permanecer inmóviles. El general inglés, a su vez, acusó a los españoles de haberle ocultado constantemente su situación y derrotas, de haber exagerado sin cesar su fuerza y medios de resistencia. Se decepcionó, como el jefe de los ejércitos franceses , del carácter español y tomaba como simpleza todo lo que el patriotismo hace creer y decir a gentes desprovistas de recursos militares, pero fuertes, por su carácter nacional y que son indomables por lo mismo que les hace exagerar de buena fe sus medios.
Los españoles llegaron a persuadirse a sí mismos que los ingleses los iban abandonar a su suerte. Los franceses también creían , de acuerdo a la opinión generalmente aceptada, que los ingleses estaban ocupados solamente en la manera de reembarcar en Coruña y Lisboa. Inclusive enviaron al mariscal Lefebre de Talavera a Badajoz para amenazar las comunicaciones del general Moore y forzarlo a retirarse rápidamente bajando el Tajo. El general Soult, que permanecía en las fronteras de León, también se preparaba para entrar en Galicia. Iba a ser reforzado por los cuerpos del general Junot, que había llegado de Francia e iba avanzando a Burgos.
Entretanto vinieron a anunciar, el 21 de Diciembre, al cuartel imperial de Chamartin, que uno de los puestos del general Franceschi había sido barrido la noche del 12 al 13 en Rueda, y que partidas de caballería inglesa estaban batiendo la campiña, justo hasta las puertas de Valladolid.
Estas avanzadillas pertenecían al ejército de Moore, que había dejado Salamanca el 13 de Diciembre y había pasado el Duero, para reunirse con los 13000 ingleses que Baird estaba llevando de Villafranca, su objetivo era hacer, en conjunto con las tropas del marqués de La Romana, un ataque contra el mariscal Soult, que con 15000 hombres ocupaba los pequeños pueblos de Guarda, Saldanas y Sahagún.
El emperador Napoleón, advertido de este movimiento de los ingleses, parte, el 22, de Madrid con su guardia y el ejército del general Ney para cortar su retirada hacia Coruña. Llegó el 23 a Villacastin, el 25 a Tordesillas, el 27 a Medina de Rioseco y el 29 de diciembre a la mañana, su guardia avanzada , consistente de tres escuadrones de cazadores montados, comandados por el general Lefebre, se presentó en Benavente donde estaba el ejército inglés.
El general Lefebre hallando roto el puente sobre el Esla vadeó el río y rechazó los puestos de avanzada ingleses hasta las puertas de la ciudad. El general, apresurado por el ardor de la persecución, olvidó reordenar sus cazadores y enviar exploradores. Pronto fue preso por la caballeria de la retaguardia enemiga. Los cazadores franceses se vieron precisados a retroceder pasando el Esla , sesenta hombres heridos o sin montura, entre los cuales estaba el general mismo, quedaron en manos del enemigo. Los cazadores franceses se reorganizaron ,se formaron en la orilla opuesta del rio y se preparaban para hacer un ataque desesperado para recuperar su jefe prisionero, cuando los ingleses pusieron dos cañones ligeros cerca del puente roto, que disparaban metralla y forzaron a los franceses a retirarse.
Los ejércitos anglo-españoles supieron de la marcha del emperador Napoleón en el momento en que estaban preparándose para atacar al Mariscal Soult en Carrión. Comenzaron a retirarse rápidamente el 24 hacia Astorga y Benavente por la ruta de Mayorga, Valencia y Mancilla. Probablemente hubieran sido cortados los pasos de Galicia si el ejército francés no hubiera visto ralentizarse su marcha por la nieve caída recientemente en Guadarrama y por los rios desbordados.
El 30 de Diciembre el emperador Napoleón llegó a Benavente, no fue más allá de Astorga y regresó el 7 de Enero a Valladolid con su guardia. Pocos días después estaba preparando su marcha contra Austria.
El mariscal Ney permanecía en Astorga para guardar los pasos de Galicia y para organizar el país. El mariscal Soult continuó, persiguiendo la armada del general Moore hacia Coruña. El país que los ingleses dejaban atrás en su retirada estaba totalmente devastado y , cada noche, las tropas del mariscal Soult tenían que buscar provisiones a gran distancia de la ruta , lo que retardaba considerablemente su marcha y aumentaba sus trabajos. La vanguardia del ejército del mariscal Soult, sin embargo, primero en Villafranca y luego en Lugo, alcanzó la reserva del ejército enemigo, pero no se sentían con fuerza para enfrentarlos. Fue en un enfrentamiento ante Villafranca que los franceses perdieron al general de caballería Colbert.
El 16 los ingleses se vieron precisados a librar batalla ante A Coruña antes de embarcar, el combate fue sangriento y bien librado. Los franceses ganaron terreno al principio, pero, al finalizar el día, los ingleses recobraron la posición de fuerza que les permitía cubrir el anclaje de su flota y se embarcaron en la noche del 16 al 17. El general Moore fue alcanzado por una bala de cañón cuando reorganizaba la carga de un cuerpo que había sido rechazado.
El ejército del marqués de la Romana se había dispersado en las montañas del oeste de Astorga. El pueblo de Coruña, rodeado de fortificaciones, fue defendido por sus habitantes y no capituló hasta el 20. Los ingleses sufrieron, en su retirada, todos los males de un ejército vivamente perseguido, cuando los soldados se exasperan por el exceso de fatiga, y ,sin haber entablado batalla, había perdido mas de 10000 hombres, su tesoro, gran parte de su equipaje y casi todos sus caballos.
No es fácil entender cuales fueron las causas que llevaron al general Moore a arriesgar la suerte de su ejército en una expedición contra el mariscal Soult, cuyo resultado no podía ser mas que incierto, el mariscal podría retirarse a Burgos y reforzarse con las tropas del general Junot. Yendo a Saldana, el general Moore le dió a Napoleón, que se estaba preparando a regresar a Francia , la ocasión de atacarlo con todas sus fuerzas reunidas.
Desde Salamanca, el general Moore podría haberse desplazado al puente de Almaraz, sobre el Tajo, una posición casi inexpugnable, donde podría haber reorganizado los ejércitos españoles. Era ahí donde los franceses lo temían más. Debía haberse retirado hacia Lisboa en vez de Coruña, para acortar su camino, mientras aumentaba las dificultades de los mariscales Lefebre y Soult, alargando la línea de comunicación que debían mantener, forzándolos a debilitarse, por la necesidad de dejar atrás gran número de destacamentos. El general inglés podría entonces haber provisto a las tropas del general La Romana y a los paisanos de Galicia y Portugal de numerosas ocasiones de hacer guerrillas contra el bando francés. Esto último fue ejecutado mas tarde con gran éxito por el general A. Wellesley.
Se dice que el general Moore fue engañado por falsos reportes y que, contra su propio juicio y voluntad, fue inducido en esta ocasión a pasar por alto las reglas del arte militar. A los demás siempre nos es fácil juzgar los hechos cuando se han producido, la dificultad en todas las empresas, consiste en prever el desarrollo de los acontecimientos.
Mientras el mariscal Soult rechazaba a los ingleses de Galicia, el ejército español de Andalucía estuvo haciendo diversos movimientos ante Cuenca, aparentemente amenazando Madrid y el mariscal Victor salió el 10 de Enero de Toledo con el primer cuerpo del ejército para oponerse a este ejército español comandado por el duque del infantado.
El primer cuerpo del ejército estuvo varios días en las cercanías de Ocaña, avanzando lentamente, sin recibir ninguna noticia del enemigo. Bien por azar o por ignorancia del sitio, los franceses se encontraron en la mañana del 13 metidos en el medio de las fuerzas españolas, que , sin tener ninguna intención de rodearlos, se creyeron ellas mismas rodeadas.
La división Villate fue la primera en combatir, con una parte del ejército enemigo puesta en orden de combate en la cumbre de un monte alto y escarpado. Los españoles estaban confiados en la fuerza de su posición, más que en la experiencia de sus tropas, que eran mayormente reclutas nuevos. Cuando vieron la impetuosidad y sangre fría con la que los franceses subían por las rocas con el arma en brazos, se dispersaron luego de haber disparado la primera descarga y se encontraron en su retirada a poca distancia de Alcazar , con la división Ruffin, que , persiguiendo al enemigo, los había rodeado sin saberlo. Varios miles de españoles fueron obligados a deponer las armas. El terror se adueñó de su ejército y los varios cuerpos que lo componían se fugaron precipitadamente en todas partes. Algunas columnas enemigas, intentando escapar, se dirigieron al parque de artillería del general Cenarmont y fueron recibidas con descargas de metralla que les obligaron a cambiar de rumbo. Una pieza de artillería francesa , cuyos caballos estaban muy cansados, fue encontrada en el camino por la caballería enemiga, que le hizo lugar desfilando a ambos lados del camino en silencio.
Los franceses hicieron mas de 10000 prisioneros y tomaron 40 cañones que los españoles dejaron atrás en su fuga. Si la división de dragones del General Latour-Maubourg no estuviera demasiado cansada para perseguir al enemigo, todo el ejército español podría haber caído en manos francesas.
El 13 de Enero, día de los hechos de Uclés, nuestro regimiento partió de Madrid para reunirse con el primer cuerpo del ejército. El 14 estábamos en Ocaña, el 15 a la mañana nos hallábamos a 3 leguas de allí, encontramos a los prisioneros españoles que venían de Uclés conducidos a Madrid, muchos de esos desdichados se caían de cansancio, otros morían de inanición. Los que no podían seguir eran fusilados sin piedad. Esta orden sanguinaria fue dada como represalia por lo que los españoles hacían a los franceses que tomaban prisioneros. Estas medidas tan violentas hechas a destiempo contra enemigos desarmados, que deberían estar protegidos por su propia debilidad, no podían justificarse como represalias. Además, estas medidas, aparte de impolíticas y crueles, alejaban el fin de la conquista propuesta, como era la sumisión duradera del pueblo vencido. Es verdad que los paisanos españoles eran advertidos así para que no entraran en sus ejércitos, pero el resultado fue que se pasó a una guerra de emboscadas en vez de la guerra convencional, en la cual nuestra superioridad en tácticas nos daba siempre los medios de vencer al enemigo y someter después, sin rigor, esos hombres ya medio domeñados por la disciplina militar.
Los franceses estaban destinados, con sólo 400.000 hombres, a luchar contra doce millones de personas animadas por el odio, la desesperación y la venganza.
Uno de esos desdichados españoles atrajo particularmente nuestra atención, estaba tendido y mortalmente herido, su largo bigote negro, salpicado de canas, y su uniforme, lo denotaban como un viejo soldado. Sus palabras inarticuladas parecían invocar a la Virgen y los Santos. Intentamos reanimarlo con un poco de licor pero murió pocos instantes después.
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Mapa de situación:
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