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CAPÍTULO V. ORIGEN Y ETIMOLOGÍA DE LOS CAGOTS (SEGÚN EL AUTOR)


ORIGEN DE LOS CAGOTS Y ETIMOLOGÍA DE LOS DIFERENTES NOMBRES QUE LES FUERON DADOS

Carlomagno, llamado desde el otro lado de los Pirineos por las plegarias y quejas de los cristianos que gemían bajo el yugo de los Árabes ("Annales Francorum Metenses, sub anno 778"  (Recopilación de historias de las Galias y de Francia, tomo V, p.43)- "Vita sancti Genulfi confessoris" (Ibídem, p. 470)), así como también por las comunicaciones que le había hecho el emir Soliman el Arabi, había entrado en España a la cabeza de fuerzas considerables. Debía, a lo que parece, ser secundado por las poblaciones cristianas del valle del Ebro sometidas a los infieles y por gran parte de estos últimos; pero la cooperación que esperaba se limitó a poca cosa: Así el gran emperador, temiendo que habría de sostener una lucha desigual contra las poblaciones musulmanas del bajo Ebro  y de la España Oriental que se armaban e iban a toda prisa en socorro de Zaragoza, levantó el asedio de esta plaza y retomó el camino a Galia. "Poco después de él, dice el Sr. Fauriel, y como sobre su rastro , se vieron llegar en Septimania y otras partes de la Galia vecinas de los Pirineos, a los cristianos españoles, e incluso los árabes, que venían buscando refugio de este lado de las montañas. Eran los más comprometidos partidarios de Carlomagno , entregados, por su huída precipitada, a las persecuciones del lado victorioso y huyendo para sustraerse a ellas. Sus descendientes subsistieron mucho tiempo al Sur de la Galia, separados del resto de la población y objeto especial de protección de los reyes Carolingios
(Historia de la Galia Meridional, etc. t. III, p. 349).

 Este hecho está atestiguado por un mandamiento de Carlomagno del año 812, del que vemos la traducción: "Este es el mandamiento de la concesión y donación que el emperador Carlos ha hecho a los refugiados españoles.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Carlos serenísimo augusto, coronado por Dios, grande y pacífico emperador, gobernando el imperio romano, y , por la misericordia de Dios, rey de los Francos y de los Lombardos , a Bera (Bera, conde de Barcelona y duque de Septimania, godo de nacimiento. Véase sobre él la Historia general de Languedoc, t. 1, p. 462, etc.), Gauscelme (Conde de Rosellón, hijo de San Guillermo, duque de Toulouse. Véase sobre este conde la obra ya citada, p. 464, 468, 469 , etc.), Gisclafred (Verosímilmente el conde de Carcasona. Véase la historia de Languedoc...(ilegible)), Odilon (conde de Bezalu en la Marca Hispánica. Véase la Historia de Languedoc t. I, p. 474 y La Marca Hispánica, p. 348), Ermengar (conde de Ampurias, nombrado en los Anales de...(Ilegible), el año de 813 (Obras completas , t. 1, p.204)), Ademar (conde de Béziers o de Girona...), Laibulf (se conoce un Leibulfe, que, al parecer, era conde de Narbona en 812; hay también un conde de Arlés de este nombre que es probablemente el mismo. véase la Historia del Languedoc, t. 1 , p. 474, 475, 492-494, etc.) y Erlin, condes. Sabed que estes españoles de vuestra jurisdicción, Martin, sacerdote, Jean Quintilla, Calapodius (Deberia leerse Calopodius; del griego, kalos (bello) y podos (pie)), Asinarius, Egila, Etienne, Rebellis, Ofilo, Atila, Fredemir, Amabilis, Christianus, Elperic, Homodei, Jacentus, Esperandei, e incluso Etienne, Zoleiman, Marchatellus, Teodald, Paraparius, Gomis, Castellanus, Ardaric, Wasco, Wigise, Witeric, Ranoid (probablemente Ranold), Suniefred, Amancio, Cazerellus, Langobard, Zate, soldados (Los autores de la Historia del Languedoc escribieron "Militeis" como si fuera el nombre de uno de los refugiados), Odesind , Walda, Roncariolus, Mauro, Pascales, Simplicio, Gabinius, Salomon, sacerdote, presentándose ante nosotros, nos han informado que estaban expuestos a multitud de opresiones de vuestra parte y de la de vuestros subordinados. Y nos han dicho que muchos habitantes de vuestros cantones se apropian de parte de nuestro fisco sirviéndose unos a los otros de testigos respecto a la propiedad, que ellos les han echado contra toda justicia y que les despojan de ellos, a pesar de la investidura que les dimos hace más de treinta años, de las tierras que ellos sacaron de ser baldías por medio de nuestra concesión y licencia. Dicen además que vosotros les quitásteis los dominios que ellos cultivaban y que habéis autorizado a vuestros ujieres [N.T:Aquí ujier tiene el sentido de oficial, alguacil , mayoral o apoderado de un noble. En gallego "saión"], a que les exijan a ellos por fuerza las beboranias [N.T: retribuciones en especie]. Este es el porqué hemos ordenado a Jean (Este Jean era arzobispo de Arlés , su nombre figura entre los signatarios del testamento de Carlomagno. Véase sobre este prelado la "Gallia Christiana" t. I, col. 545?), arzobispo y nuestro enviado imperial, que se presente ante nuestro querido hijo el rey Luis y le exponga estes hechos con todos sus detalles. Le hemos recomendado que se presente en tiempo oportuno , para que, estando vosotros también ante él, haga decidir de cuál manera deben vivir estes españoles en adelante.  Por este motivo, hemos ordenado que se hagan estas cartas, para que ni vosotros ni vuestros subordinados sometáis a ningún censo [N.T: Aquí censo tiene el sentido que tenía para los antiguos romanos, de tributo de vasallaje por estar bajo la protección de un señor] ni despojo de sus propiedades a nuestros españoles, que vinieron de España bajo nuestra fe, y  en medio de nuestra concesión han cultivado las tierras baldías ; sino que , al contrario, en tanto que ellos sean fieles a nosotros y nuestros hijos, les mantengáis, a ellos y sus descendientes, en la tranquila posesión de los dominios que tienen desde hace treinta años. Y todo lo que vosotros y vuestros subordinados les habéis hecho o tomado de ellos injustamente, deberéis repararlo en su totalidad, si queréis merecer la gracia de Dios y la nuestra. Y por que pongáis más fe en este mandato, lo hemos hecho sellar con nuestro anillo. El diácono Guidbert lo ha cotejado en lugar de Ercanbald.

Dado el 4 de las nonas de Abril (4-5 de Abril), año duodécimo de nuestro imperio ( siéndonos Cristo propicio), que es el cuadragésimo cuarto de nuestro reino en Francia y trigésimo octavo de nuestro reino en Italia, indicción quinto [N.T: Ha de interpretarse como quinto año de una indicción. Una indicción es un período de quince años que se usaba en la Edad Media para fijar la fecha de recogida de tributos. Esta medida del tiempo también fue tomada por la Iglesia para marcar el momento de celebrar conferencias sinodales].
Hecho felizmente en Aix-la-Chapelle en el palacio real, en nombre de Dios, amén".

 ("Capitularia regum Francorum" t. I, col 499-592.- Recopilacion de historiadores de las Galias y de Francia t. V, p. 776, 777. Esta misma carta se encuentra igualmente en col. 36, Nº XVI, del tomo primero de la Historia del Languedoc . Véase también p. 474, libro IX, Nº59).

    Este documento da lugar a dos observaciones. Primeramente que de él se extrae claramente que los refugiados en cuestión eran aquellos que habían seguido a Carlomagno en su retirada a Francia o sus hijos. Se ve por sus nombres que había entre ellos descendientes de los españoles latinizados, de los godos y de los árabes ( Los nombres propios de origen germánico que se leen en este documento son ,aparte de los condes francos, Egila, Ofilo, Atila, Fredemir, Elperic, Teodald, Ardaric, Wasco, Wigise, Witeric, Ranoid, Suniefred, Langobard, Odesind y Walda; los nombres de origen árabe , Zoleiman y Zate). En segundo lugar, este diploma constata los trabajos agrícolas y el estado miserable de estes emigrados, a los que la protección del emperador no había podido sustraer de los malos tratos de los naturales ni de las exacciones y expolios de los oficiales encargados de defenderlos.


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