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Canciones y poemas bearneses, parte 9



Bajo cualquier temor que sintiésemos de haber dado mucho lugar en este capítulo, a la canción de la que vienen de leerse seis redacciones, pondremos aún aquí el retazo siguiente, que parece formado de fragmentos de dos, puede que de tres piezas diferentes:

      En Navailles se ríen
      Como si no padecieran;
      Pero lo que más placer da,
      Es que tengamos el Chrestiaá, el Haü
        y el Husté.
(Chrestiaa, Haü y Husté son nombres de tres personas consideradas cagots.)
     
      El Domingo luego del San Juan,
      Los cagots se reunieron,
      En Jurançon era la fiesta.
      Allí les hicieron sangrar la testa;
      Estaban con sus zuecos.
      Mandadme al diablo a los cagots.
      A los cagots les haremos
      Una linda iglesia sin altar,
      Y una sacristía
      Para la cagotería
      Campanas e instrumentos
      Que se oigan a los cuatro vientos
      En Saint Armou hay gentes honradas
(Saint Armou es una población cercana a Navailles)
      De tener cagots de profesión;
      A vosotros digo
      Son el Chrestiaa y el Petit.
      Jóvenes, queréis cantar?
      Les haremos retirar.

   La siguiente queja, recogida por el Sr. Lapelle, instructor comunal en Labatut (Bajos Pirineos), pertenece a la clase de las canciones populares de Bèarn. Se piensa que ha sido traducida del bearnés;  pero ya no se conoce el texto. Tiene mucho que ver con nuestro sujeto como para que no le demos lugar aquí, a pesar de la mediocridad de estilo que la deshonra. 
      
      CON MÚSICA DE La Sentinelle en défaut.

      En el Béarn y los Pirineos,
      Se tuvo siempre horror a los cagots,
      E incluso ahora están en nuestras comarcas
      En aversión como los Hugonotes.
      Desde siempre tuvieron el alma negra,
      Los más devotos eran perversos;
      La hipocresía entra en sus plegarias,
      Su vida fue una red de atentados.
      Incluso a día de hoy, en nuestra hermosa Francia,
      Para esta raza hay aversión;
      Y si alguno quiere hacer aquí alianza,
      Todos sus parientes detestan esta unión.
      El padre dice a su hijo: " Te lo ruego,
      Ahórrame este gran disgusto;
      Para ese himeneo, no, jamás en la vida
      Gozarás de mi consentimiento."
      Nuestro clero, entre los católicos,
      De ellos hizo selección: ante el Dios soberano,
      Una pila bautismal para todos estes hipócritas
      Fue puesta aparte en una esquina.
      Luego de su muerte, en todos nuestros cementerios,
      De un rincón de tierra se les hacía un lote;
      Donde se mezclaban las almas sanguinarias
      Con aquellos que llamaban cagots.
      Antiguamente el judío anduvo largo tiempo en Judea,
      buscando en vano quien hiciera una cruz;
      Para el Salvador estaba destinada,
      Pero todo mortal rechaza ese empleo.
      Lo creeréis? La historia nos informa
      Que buscando en todo oficio y jerarquía,
      Para construirla, se ofrece una cohorte
      Todos eran carpinteros cagots.


   La balada que sigue, que debemos a la amistad del Sr. Th. Hersart de la Villemarqué, y que se complace en analizar en su última edición de los "Cantos populares de Bretaña", es conocida particularmente en los paises de Cornualles y Tréguier, o, según las nuevas divisiones, en el Finistère y Côtes du Nord. La ausencia de una versión completa, que el Sr. de la Villemarqué ha descubierto recientemente en el burgo de Plumélio cerca de Lannion, donde la pieza debió ser compuesta antes del siglo XV, impidió publicarla pero encontrará lugar en una nueva edicion de su remarcable recopilatorio.

      La cagot.

     Cuando Iannik Kokard de Plumélio.
     El mas gallardo hijo de paisano que había en el país
     El Domingo iba a la misa,
     Sus rubios cabellos ondeando,
     Se oía a más de una joven
     Suspirar dulcemente
     Un día dijo a sus padres :
     "Padre mío, madre mía, en nombre de Dios,
     En nombre de Dios, si me amáis
     No me enviéis más a Lannion,
     Por temor de la pena que tendré,
     A consecuencia de lo que sucederá.
     "Nunca veo a Marie Tilli
     Sin que me vea forzado a entrar donde ella;
     Da fina avena  a mi Jaca,
     Y me hace gran honor
     Pone ante mi pan de trigo
     Y un cuenco de mantequilla fresca.
     "Vino de Burdeos y del mejor,
     Hidromiel, cerveza, no falta nada;
     Marie sentada a mi lado,
     Me llena el vaso de bebida,
     Cuando a menudo voy al mercado,
     Para  ver sus ojos. "
     Sus padres le respondieron con humor:
     "Hijo mio, irás aún al mercado,
     Pasarás justo delante de la puerta de Marie;
     Pero no entrarás en su casa;
     Porque esa chica no la tendrás,
     Ni a ella ni a la hija de algún caqueux. "
     Marie, aproximadamente una semana después,
     Llega al pueblo de Iannik:
     "Dadme un asiento para sentarme,
     Y un paño blanco para enjugar el sudor de mi frente,
     Porque vuestro hijo me ha dicho
     Que yo sería su mujer. "
     El viejo jefe de familia, del rincón de la casa
     Le respondió en tono burlón:
     "Chiquilla, sin ofenderte,
     Un loco pensamiento te trajo aquí;
     Porque mi hijo, no lo tendrás,
     Ni tú ni la hija de ningún caqueux."
     Cuando Marie escuchó estas duras palabras,
     Dijo, derramando lágrimas:
     "Jamás tuve tal suplicio
     Como el de oir tratar a mi padre de caqueux;
     Mi padre jamás hizo cuerdas,
     Es mercader al mayor de lienzo blanco."
     Y cuando salió de la casa:
     " Sea!, iré a la feria, dijo,
     Iré a la feria de Plouaret;
     Me cortaré mi dedo meñique,
     Y en mi sangre bien se verá
     Si soy de la raza de los caqueux!"
     Marie Tilli dijo
     A Iannik Kokard ese mismo día:
     "El sol está caliente, cae a plomo;
     Vamos los dos detrás del seto
     Vamos los dos a la sombra,
     Allá, bajo el avellano."
     Iannik no tuvo cuidado,
     Y siguió a la chica.
     Cuando se levantó, no sabía,
     Desgraciadamente, el pobre! lo que le había llegado.
     Desgraciadamente, el pobre! no sabía
     Que estaba tocado, infectado,
    
     No sabía, pobre mozo,
     Que era caqueux, que era leproso!
     Cuando vovió en sí mismo,
     Hinchazones grandes como guisantes
     Surgieron en su piel,
     Tales, que daba pena verlo
     El desdichado , agobiado de dolor,
     Dijo a su padre y a su madre:
     "Dios me ha castigado,
     Porque no he obedecido
     Vuestras órdenes, padre y madre;
     Desde el umbral de la puerta os digo adiós.
     " El pobre caqueux sobre la tierra
     Ya no tiene ni amigo ni pariente;
     El clérigo le prohibe
     Usar la puerta de los cristianos,
     O de ir a sacar agua de las fuentes:
     Está muerto para el mundo.
     "Debe alejarse de los hombres,
     Incluso de los niños.
     El cura le prohibe acercárseles, acariciarlos.
     El pobre caqueux , sobre la tierra,
     No tiene más que angustias y tormentos.
     "Parecido, desgraciadamente! al perro rabioso,
     Todo el mundo le rehúye con temor;
     Su cara cubierta de escamas es horrible,
     Su aliento da la muerte;
     Cuando rinde su alma a Dios,
     Su cuerpo pudre allá donde repose.
     Hacedme en medio de la landa,
     Una cabaña de paja, cerca de San Juan;
     Hacedle una abertura, tal que vea
     Cada Domingo pasar la procesión,
     La cruz y el estandarte en cabeza:
     Desgraciadamente no los llevaré más."
     Hallando al viejo Kokard,
     El baile de Lannion le dijo:
     " Si Marie está entre vosotros,
     aportará grandes bienes:
     Un ferrado completo de oro
     [N.T: Aquí se tradujo "boisseau", una antigua medida francesa de capacidad equivalente a 12.6l., como ferrado, que, como medida de capacidad típica gallega, varía alrededor de esa cifra. Sería algo menos de una cántara o arroba de vino en medidas castellanas antiguas]
     Y una cuba llena de hilo blanco."
    -"Señor baile, los bienes del mundo
     No son más que sombras y humo:
     Más quiero ver a mi pobre hijo
     Morir putrefacto por la lepra,
     Que ver su alma cristiana
     Dañada con la raza de los caqueux."

Fin del libro II



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1 comentario:

  1. Muchísimas gracias, por trabajar tan duro en la traducción de estos libros.
    Parabens.

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Comentarios: